Jemad

Rey servido y patria honrada

El eje central del testimonio gira en torno a las relaciones entre las Fuerzas Armadas de las que el JEMAD es su jefe directo y el ministro de Defensa y su entorno

Sin capacidad para digerir emocionalmente la destitución de Paz Esteban en una grave e incondicional cesión al separatismo catalán, entro en otro reciente caso, aplicado al Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el General de cuatro estrellas Fernando Alejandre (1).

El ex JEMAD «roba» el título de su reciente libro (2) a un personaje histórico irrepetible: D. Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz, elogiado por Góngora, citado por Cervantes en El Quijote, de quien Lope de Vega en 1588 escribió:

«Rey servido y Patria honrada,

dirán mejor quien he sido,

por la cruz de mi apellido

y con la cruz de mi espada».

Las intrigas de la Corte llegaron a costarle la desafección de Felipe II al que había servido con eficacia y lealtad.

Con la distancia de 16 promociones de la Academia General Militar, coincido con Alejandre en que nuestro primer destino fue en unidades paracaidistas lo que marcó nuestra carrera; que ambos servimos en el «bunker» de la División de Operaciones del Ejército; que coincidimos aun con diferentes responsabilidades, en Bosnia, Kosovo, Irak y Afganistán. Pero sobre todo nos une el respeto a personas que cita como guías y maestros: los generales Juan Narro, Julio Peñaranda, Fulgencio Coll, Luis Carvajal, Virgilio Sañudo, César Muro, Domingo Guerra (3) y todo un grupo de generales y almirantes de países de la OTAN, organización a la que entregó buena parte de su vida militar. Incluye a Roger Anzizu director de la Editorial Deusto, «que supo decirme lo que le faltaba al libro que tenía en mente y fue capaz de inocularme el virus de lo que debía hacer, si pretendía que tuviera una cierta trascendencia». Anzizu dirá del libro: «es el documento más lúcido y profundo escrito en primera persona, sobre una institución tan vital como desconocida por la mayoría de los españoles, como son sus Fuerzas Armadas».

El eje central del testimonio gira en torno a las relaciones entre las Fuerzas Armadas de las que el JEMAD es su jefe directo y el ministro de Defensa y su entorno indiscutiblemente legitimados para su función política, no en cambio para su función operativa en la que no están capacitados. Es una vieja historia, que cuando las relaciones de confianza son buenas se conllevan, pero cuando esta falta, se rompen, con ventaja para quienes controlan temporalmente el BOE, como ahora con Paz Esteban. Confianza equivale a estabilidad. Valórela el lector: en España en algo más de un año, tres JEMAD; en el Reino Unido, el mismo JEMAD con tres gobiernos diferentes.

Asegura el General, y le creo, que tras el cambio de Gobierno nacido de la moción de censura, continuó siendo fiel al consejo del general Marshall: «proporcione siempre un asesoramiento cabal y sincero; mantenga los desacuerdos en privado; ejecute fielmente las decisiones, aunque vayan en contra de su opinión». Pero como también reconoce, con el cambio pasó de ser colaborador «franco y directo» con la ministra Cospedal, a «díscolo y vehemente» con la ministra Robles.

Siempre, fondo y formas. Latente un viejo problema español: la desaparición del patriotismo y la amenaza de no saber si queremos defendernos tanto de agresiones externas como internas. Si dejamos crecer este cáncer pensando que las Fuerzas Armadas son solo una especie de ONG pacifista y se extiende la idea de que no es necesario preparase para la guerra con el consecuente riesgo de afrontar sacrificios e incluso la muerte, no habrá quien nos salve de la metástasis. Y para quien fue responsable militar, era necesario defender tanto la «ética del combatiente», como el carácter vocacional de sus componentes, celoso especialmente en lo que afecta a su formación. Y clamó ante intromisiones políticas, desigualdades salariales, el engorde imparable del Órgano Central. Apoyó a la UME, pero reivindicó su dependencia del JEMAD como Unidad Militar, intentando que su presupuesto –que tiene un fuerte componente de Protección Civil– no lo fuese a costa del de los Ejércitos o la Armada, ni competir sus sueldos con los de otras unidades militares que navegan meses por el Golfo de Guinea, defienden las Chafarinas o recorren, entre campos de minas, la «Blue Line» en El Líbano.

Respecto a formas, las refiere amargamente. Algo entiendo porque viví un cambio de Gobierno a consecuencia del 11-M. Se endiosa al ministro de turno; se crea una «corte» a su alrededor que ningunea al número dos del Ministerio y desfigura la necesaria operatividad de las FAS. Los cita: una DIRCOM (4) preocupada prioritariamente por la figura de la titular, una SEGENPOL sobredimensionada (5) invadiendo funciones operativas y un CESTIC (6) bajo dependencia del SEDEF diluyendo la unidad de acción necesaria en los sistemas de mando y control.

Las «intrigas de la corte» de Bazán.

Difícil resumir el extenso y profundo legado de un honesto y leal soldado, que invita a su lectura y reflexión.

(1) Apellido coincidente, sin grado de parentesco. / (2) “Rey servido y patria honrada”. Deusto. 2ª Edición. 2022. / (3) Juan Carlos Domingo Guerra. «Lo que callan los militares» Ed. Navalmil. 2015. / (4) Dirección de Comunicación. / (5) Secretaria general de Política de Defensa. / (6) Centro de Sistemas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

Luis Alejandre Sintes es general (r).