Debate Estado Nación

Un debate para el fin de ciclo

«Lo preocupante son esos más de tres billones de endeudamiento que soporta nuestro país»

Hay muchos aspectos que hacen que el Debate sobre el Estado de la Nación esté vacío de contenido real. Es verdad que el presidente del Gobierno hará anuncios económicos y sociales este martes, pero la realidad es que estamos inmersos en una larga campaña electoral que hace que todo sea más complicado de lo habitual. Y lo es, sobre todo, la crisis económica. La tercera desde 2008. No nos reponemos de la anterior cuando entramos en la siguiente. El nivel de endeudamiento público, familiar y empresarial es enorme. Al no ir acompañado de un crecimiento económico, el panorama es desolador. No se adoptan medidas para contener y reducir el gasto público. Llevamos demasiado tiempo utilizando la técnica del avestruz. Unas veces confiamos en que el Banco Central Europeo absorba nuestra deuda y otras que se produzca una reactivación económica que permita hacer malabarismos con las inquietantes estadísticas. Lo preocupante son esos más de tres billones de endeudamiento, en sus diferentes conceptos, que soporta nuestro país, así como la realidad del empleo. La irresponsabilidad política ha sido siempre pasmosa, porque no se han afrontado las medidas estructurales que harían más llevadera la actual crisis.

Una buena gestión de la economía familiar o empresarial se sustenta en gastar lo que se puede y no lo que se quiere. Los responsables del Gobierno tienen una mentalidad muy funcionarial y un intervencionismo mal entendido. Un buen economista necesita mucho más que aprobar una oposición o trabajar en los organismos internacionales, que son la quintaesencia de la burocracia más desaforada, sino que necesitan conocer la economía real, haber asumido riesgos y responsabilidades en el sector privado, que es el auténtico motor del crecimiento, y tener publicaciones. Es algo que encuentro a faltar. En ese terreno somos un auténtico erial. No es lo que sucede en países más dinámicos y competitivos, donde se valora mucho la experiencia. Los españoles nos deslumbramos con los cargos en la euroburocracia y las oposiciones. La economía marcará el final de la legislatura, aunque Sánchez confía en que la salvación llegue de Europa, como un nuevo Plan Marshall, y esas medidas de ingeniería social, como el bodrio de la memoria democrática, que le permitan movilizar al electorado de izquierdas con una estrategia de dura confrontación y radicalización contra la oposición.