Pedro Sánchez

Moncloa y el «plot twist»

Como avezados demiurgos, los guionistas monclovitas deciden qué giro nos debe impactar en cada momento

Los guionistas conocen bien lo que es un «plot twist» y su poder. Suelen emplearlo para captar la atención del espectador, para atraparlo y no soltarlo: se valen de giros inesperados en sus tramas o virajes sorprendentes que cambian argumentos «in extremis». Trucos que buscan impactar y mantener la tensión y que, en nuestra sociedad de la imagen y del entretenimiento, se han convertido en estratagemas tan recurrentes y adictivas que han rebasado incluso las barreras del puro ocio para extenderse a otros ámbitos. La política, claro, no se ha mantenido alejada de estas técnicas, teniendo en cuenta, sobre todo, la influencia que los aspectos menos racionales han adquirido en la toma de decisiones de los votantes y que conforman eso que se ha llegado a calificar como democracia emocional. Políticos y asesores (o asesores y políticos) lo saben bien y recurren a estas tácticas para activar a sus potenciales apoyos. Aunque, a veces, lo hagan en asuntos de la más absoluta previsibilidad.

Acaba de ocurrir con el acuerdo de presupuestos presentado por los socios de Gobierno. Las partes implicadas, PSOE, Yolanda Díaz y Podemos, necesitan las cuentas para garantizarse la legislatura y afianzar, cada uno por su lado, sus respectivos proyectos. Han intentado, en cambio, aportar las suficientes dosis de suspense a un pacto que irremediablemente iba a producirse apelando, para ello, a las consabidas «diferencias profundas» hasta pocas horas antes de sellar el trato. Sin embargo, en otras ocasiones, en las que sí ha habido algo más que esas discrepancias, y de intensidad tal como para romper la propia coalición, ni nos hemos enterado. Ya ocurrió el pasado junio y entonces nada trascendió. Como avezados demiurgos, los guionistas monclovitas deciden qué giro nos debe impactar en cada momento. El gran riesgo que corre esa sinopsis planificada no es otro que el propio de la dinámica de la democracia: que luego los ciudadanos van a las urnas y llegan los «plot twist» de verdad.