cancion

Sufre mamón, esta canción la escribí hace treinta y tres años

La canción tiene tantos años que para cuando queramos contarlos uno de los dos habrá muerto y, en fin, no hace falta ser feminista sin interrupción

Hace unos días me echaron polvo pica pica y no paré de reír, tanto que cuando desperté la música no dejaba de sonar y la pista estaba llena de chicos y chicas divinos, en la pista los malotes se descojonaban de nosotros, como representantes de los agraciados deseos de los dioses, la majadería del buenista. Hay pocos días en los que pasa algo así. Normalmente te encuentras a unos pocos fulanos dando el parte del tiempo, cada cadena de televisión contrata a su propio mago, me di cuenta cuando conocí a uno de cerca y al volverse le vi cómo movía la cola de diablo por entre las aberturas de la chaqueta. Joder, es verdad, los hombres y las mujeres del tiempo no son los entremeses, sino la obra, Shakespeare hablando de tormentas, como en «La tempestad»: «El infierno está vacío y todos los demonios se hallan allí»; en «Enrique V», cuan guapo es el príncipe y cuánta tristeza deja, tantos muertos que resultan incontables hoy pasados tantos siglos (recomendable la versión de Netflix, «The King», y la de Gus Van Sant «Mi Idaho privado», con Keanu Reeves en el papel del príncipe carnoso inducido por Falstaaf). Incluso en «Romeo y Julieta» hay truenos.

Si una nube (un aficionado) se convierte en protagonista, en lugar del cielo todo (San Shakespeare), podrán entender por qué hace pocos días la polémica acompañó a un programa de entretenimiento en el que había que tararear la canción de los Hombres G «Sufre mamón», editada a finales de los ochenta, y en la que se mencionaba al malo de la película como un pijo y marica que merecía todo escarmiento por quedarse con la chica (que rimen marica y chica sería un lapsus de David Summers).

En el programa, después del tarareo, la señorita Ana Morgade, que debe tener algún predicamento en el mediático mundo, reprochó que la canción hablara de un marica y de llevarse a la chica, lo cual parecía un acto machista reprochable. Ana, querida, estabas en un programa de televisión, la canción tiene tantos años que para cuando queramos contarlos uno de los dos habrá muerto y, en fin, no hace falta ser feminista sin interrupción. Ni Baudelaire pudo ser sublime todo el tiempo. De hecho, por eso los Hombres G, tan estupendos, fueron alegría desbotellada entre ron y ron, y ni tan mal. ¿Por qué no pusisteis una canción de Aute? Shakespeare os lo hubiera agradecido. Y yo también. Tontos.