Política
Tope al gas, las cuentas y la memoria
El mal llamado tope al gas será repercutido en usuarios y contribuyentes, aunque los políticos confían en que será difuminado y olvidado
El mal que hacen los hombres les sobrevive, dice Shakespeare. En el caso de los políticos, extiende su manto letal incluso cuando siguen vivos. Por ejemplo, las autoridades europeas pretenden llevar el supuestamente benéfico tope al gas del Gobierno español a todo el continente. Obviamente, nadie puede limitar el precio del gas por decreto, con lo que los ciudadanos terminaremos pagándolo siempre, y si el precio baja, como lo está haciendo, no será gracias a las autoridades. Pero los políticos en todo caso esperan que no hagamos las cuentas y, sobre todo, que no tengamos memoria. Algunos irreductibles, ante este nuevo truco, recordamos otros.
Todos estos trucos consisten en blindar al poder político con dos excusas fundamentales: primera, su intervención resuelve problemas, nunca los crea, ni los agrava; y segunda, si la intervención tiene costes, siempre son menores que cualquier otra intervención posible y, por supuesto, mucho menores que la no intervención. Hablando de memoria, recuerde usted, señora, este doble blindaje, porque siempre se repite.
Lo hemos visto en la pandemia. Sin embargo, en este caso, el contraste con las autoridades que desafiaron al sanchismo, en particular Isabel Díaz Ayuso, facilitó que los ciudadanos tuvieran conciencia del engaño gubernamental, y manifestaran su protesta en las urnas.
Por desgracia, esto no siempre ocurre. Por ejemplo, y por remontarme a un Felipe González hoy divinizado, pocas personas fueron conscientes del coste que los socialistas forzaron al pueblo a pagar por la nacionalización de Rumasa. Todo fue a deuda pública, igual que el «déficit de tarifa», que debemos a los preclaros gobernantes del PP, fue una deuda que acabaron pagando sus supuestos beneficiarios, los consumidores, en la tarifa de la luz. Otro tanto sucedió con el «banco malo», un enjuague del lamentable gobierno de Mariano Rajoy, que descargará miles de millones de euros sobre los contribuyentes. Y, hablando de la tarifa de la luz, lo mismo sucederá con el mal llamado tope al gas, que será repercutido en usuarios y contribuyentes, aunque los políticos confían en que será difuminado y olvidado. Ojalá que siga bajando el gas, y que la chapuza no sea necesaria.
Lo hace Europa, dirá usted. Pues, mire, señora, lo que leí hace poco en «Cinco Días»: «Los países del euro preparan una emisión de deuda casi récord para el próximo año».
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