Díaz Ayuso y «batas moradas»

La portavoz de Más Madrid en la asamblea de esta comunidad, jefa de la oposición por obra y gracia del «sorpasso» a un renqueante PSOE, se pasó la pasada campaña contándole a todo el que quería oír su condición de madre y de médico, como principal hilo argumental de una oferta electoral que parecía vender al personal la figura de Mónica García como única madre y único médico existente en Madrid. A la izquierda en general le fue mal, sobre todo por ofrecer sobres con casquillos de bala y sangre de gallina a unos castigados ciudadanos, que a lo que estaban era a que les dejasen tomar la caña, pero sobre todo poder servirla en pleno debate apertura-cierre por la pandemia. Sin embargo, a Más Madrid en particular le fue bien, más que nada porque el recurrente discurso demagógico a propósito de la supuestamente deficiente situación sanitaria siempre encuentra feligresía bien intencionada pero muy mal informada.

La izquierda madrileña bien jaleada por toda la izquierda nacional cree haber mordido en blando tras una larga travesía en el desierto de la desconexión ciudadana y –no lo duden– está dispuesta a hacer de su argumento más eficaz punta de lanza contra Díaz Ayuso en una precampaña hasta los comicios de primavera que se barrunta eterna e inundada de batas blancas en la calle, de esas que, igual que las camisetas negras de RTVE desaparecen cuando el socialismo y sus socios recuperan el poder. No parece que vaya a ser el caso, pero si la presidenta madrileña quiere seguir gobernando sin los sobresaltos de una «castellano leonización» en la CAM, va a tener que explicar mucho y bien lo que se hace en positivo que no es poco en materia sanitaria, además de denunciar –no sin falta de razón– boicots políticos de profesionales, en unos casos coordinados y en otros lobotomizados por la oposición en la asamblea.

Fueron los gobiernos del PP los que sembraron Madrid de hospitales, con continuidad en iniciativas inéditas como la creación del hospital Isabel Zendal, pero la izquierda nunca soltó este hueso, bien señalando a unas privatizaciones que se ceñían con eficacia demostrada solo a la gestión, bien colgando vídeos de falsas goteras, o lo que es más lamentable situando a profesionales de la atención primaria pública como comisarios ideológicos frente a inocentes pacientes que lo único que demandan es ser atendidos y curados. Ergo, esto Isabel, no va a ser ni corto ni indoloro.