Fútbol

Hinchas como de Tezanos

Como a Qatar no va a ir nadie porque los estadios tienen aire acondicionado pero no te puedes tomar ni un zurito, han puesto a los inmigrantes a animar

Salió el CIS de este mes vestido de sanchismo con su camisita y su canesú y le daba una ventaja de cinco puntos al PSOE sobre el PP. No hacía falta más que tener ojos en la cara para entender que mi Españita estaba encantada con la reforma de la sedición. Iba la gente por la calle en romería pidiendo rendir el Estado a los independentistas con tal de que el Gobierno gozara de estabilidad en esta legislatura y lo que te rondaré, Junqueras.

Las encuestas del CIS se toman como medida sociológica cuando son, en realidad, un deseo, casi una profecía que diciéndola, pretende cumplirse. Otra cosa es que se haga con el dinero de nuestros hijos aunque si la sedición ya no es sedición y la malversación ya no será malversación, a ver por qué el CIS iba a ser trampa.

Me parece bello Tezanos, en su terraplanismo descabellado de canal de Youtube y foro de gentes más o menos piradas en donde Sánchez ganaría hasta el mundial de Qatar si se presentara o presentase.

No sé nada de fútbol, pero en estas fechas siempre intento engancharme al lío aunque sin éxito, claro. Reniego del orgullo del no futbolero, que es una versión más del esnobismo. Considero mi afutbolía como una limitación, una carencia, una suerte de daltonismo deportivo que me impide tantas cosas y por eso, en las grandes ocasiones, me hago con un periódico y me adentro en la sección de deportes –desconocida para mí y extraña casi de Julio Verne–, y pongo de mi parte para intentar sobrecogerme con la noticia de que se ha lesionado gravemente un jugador muy importante que no sabía ni que existía.

A la turra del Mundial se suma este año la pelmada moralizante por haber elegido como sede una dictadura. La tendencia es reclamar la atención sobre el problema de convertir un país en el que no se respetan los derechos humanos en la capital del deporte mundial. Y tienen razones para ello, pero es que a las obras de los estadios les adscriben más muertos que a la batalla del Ebro. «The Guardian» calculó que habían perecido 6.500 inmigrantes en las obras de los estadios. En realidad, allí todos los trabajadores son inmigrantes y además de estadios, en doce años han construido carreteras, aeropuertos y ciudades enteras para el campeonato. 6.500 muertos; ¿qué han hecho, las porterías con los huesos de los obreros paquistaníes? Muchos me parecen hasta que me entero de que en esos mismos años, en nuestra España tan «comme il faut» murieron casi 9.000 personas en accidente laboral. Organizar un mundial en un país sin derechos tiene sus aristas, pero el mayor crimen es no vender cerveza.

Hay que desconfiar de las naciones abstemias, pero apoyaremos a la Roja de Doha con gritos de Es-pa-ña-popopóm y cánticos lolololo de jaima y minarete. Como a Qatar no va a ir nadie porque los estadios tienen aire acondicionado pero no te puedes tomar ni un zurito, han puesto a los inmigrantes a animar. Al pakistaní que encofraba la obra le han dado un tambor, lo apodan Alí el del Bombo y va por ahí bailando con una alegría impostada como cuando bailan en las fiestas de las películas americanas. La afición alemana parece la tuna de ingenieros de Nairobi. El inmigrante hace de seguidor galés por la mañana y después de comer, de forofo ecuatoriano. Como si hubiera montado las hinchada José Félix Tezanos.