Política

Mohamed VI juega la carta Ceuta-Melilla

«Rabat espera conseguir de Pedro Sánchez concesiones que permitan acceder poco a poco a la soberanía marroquí de Ceuta y Melilla»

El Rey de Marruecos le ha tomado medida a Pedro Sánchez. Sabe que al presidente español le aterran los conflictos. Así es que le envió dos millares de inmigrantes a Melilla para cachetearle tras las atenciones del sanchismo al líder del Polisario. Pedro Sánchez, arrullado por Francia y Alemania, también por la América de Trump, se ciscó en medio siglo de compromiso histórico, ya que el Sáhara español fue una colonia de nuestra nación, y le entregó a Mohamed VI el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre aquel desierto, ungido ya por realidades económicas de futuro.

Ahora Mohamed VI juega a fondo la baza de Ceuta y Melilla. Sabe que la debilidad política de Sánchez le facilitará avances considerables en la aspiración marroquí a la soberanía sobre las dos ciudades autónomas españolas. Si a Pedro Sánchez le conviene para su andadura personal, hará las concesiones que sean necesarias con el fin de preservar el bien supremo de su presencia en el poder.

Hice una entrevista periodística a Hassan II que ocupó el 27 de noviembre de 1988 la portada del ABC verdadero, más siete páginas, y que fue retransmitida por televisión a todo el mundo. Habló el Monarca con inteligencia de varios asuntos de importancia internacional y de alcance cultural, también de la necesidad de escuelas en español en Marruecos, nación con más de tres millones de hispanohablantes, y se refirió a Ceuta y Melilla vagamente. Me invitó, por cierto, a almorzar en su comedor privado del palacio de Ifran, con asistencia de su hijo heredero y, cosa insólita, al terminar me acompañó hasta el coche. Tras varias conversaciones con políticos y dirigentes marroquíes, regresé a Madrid con la idea clara de que Marruecos consideraba incuestionable su soberanía sobre Ceuta y Melilla, si bien el Rey se tomaría con calma alcanzar su dominio. Lo que los mandatarios marroquíes pretendían entonces, y tal vez hoy, era arabizar poco a poco las dos ciudades y multiplicar la adquisición de propiedades en ellas. Ahora cuentan por añadidura con un presidente español de tenaz vocación concesionista. Veremos hasta dónde es capaz de llegar.