Canela fina

Acierta Pedro Sánchez

Pedro Sánchez ha acertado al visitar Kiev, en un viaje de alto riesgo personal y también político porque Podemos acecha

La objetividad periodística exige elogiar el acierto que ha tenido Pedro Sánchez al visitar Ucrania en el aniversario de la guerra devastadora que padece aquel país europeo. Una de las potencias más poderosas del mundo invadió descaradamente la nación ucraniana para anexionarla a sus intereses. Fue una tropelía que lesiona el derecho internacional. Y además una violenta atrocidad. Gracias al valor del pueblo ucraniano y a la ayuda militar movilizada por la OTAN, Rusia se ha tropezado con un obstáculo hasta ahora insalvable. Abierto el templo de Jano, la guerra, como aseguraba Churchill, revela las debilidades del pueblo, pero también sus virtudes.

España pertenece a la OTAN y Pedro Sánchez ha decidido acudir a Kiev para demostrar públicamente la solidaridad española frente a la barbaridad de Putin. Se trata de un viaje de alto riesgo político y personal. Los bombardeos rusos se multiplican todos los días y se necesita considerable valor personal para visitar un país en guerra. Por otra parte, son muchas las voces independientes que se alzan ya en favor de que se negocie la paz en lugar de alimentar la guerra. Zelenski, como es lógico, quiere lo que tal vez sea imposible: derrotar a Rusia y pide y pide armamento, municiones, tanques y aviones. Sin embargo, para muchos va siendo hora de que negocie la paz.

Los partidos aliados que, desde la extrema izquierda, permiten a Sánchez mantenerse en la silla curul de Moncloa están a favor de la negociación y cerca de Rusia. Políticamente, el nuevo viaje a Kiev supone para el presidente del Gobierno un evidente riesgo cuando la coalición en la que se sustenta está fragilizada y a punto, tal vez, de despedazarse. El presidente ha demostrado un valor por encima del que se puede exigir a un gestor público. Así que, en esta ocasión, un diez para Pedro Sánchez.

Lástima, en fin, que su gestión interna se fracture en tantos y tan lamentables errores. Pero en el día de hoy, el Rey podría decirle a Sánchez, lo que le dijo a Pedro Crespo en El alcalde de Zalamea: «… que errar lo menor no importa si aciertas en lo principal».