Historias del mundo

Adiós al busto romano en Texas

«Una anticuaria halló una escultura y la compró por 35 dólares en una tienda de segunda mano. A finales de mes, volverá al museo Pompejanum»

Laura Young, una anticuaria de Texas, compró un busto romano en 2018, en un local de Goodwill, una cadena de tiendas en la que los estadounidenses se deshacen de sus pertenencias y después le dan una segunda oportunidad a muy bajo precio. Lo halló debajo de una mesa y pagó 35 dólares, después subió a su coche y lo ató con el cinturón de seguridad.

A Young le parecía realmente antiguo y de calidad, así que comenzó a investigar su origen. Consultó con otros expertos y prestigiosas casas de subastas. Confirmó que, efectivamente, era una escultura de la era romana de unos 2.000 años. Siguió con las pesquisas y averiguó hasta su procedencia. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Aschaffenburg, en Alemania, fue bombardeada por los aliados. Allí se encuentra el museo Pompejanum –una villa romana a escala real que muestra cómo se vivía en aquella época– que quedó gravemente dañado. La teoría es que algún soldado estadounidense se llevó la antigüedad a su regreso a EE UU.

«El busto es a tamaño natural. Es grande, pesa unos 23 kilos, casi no podía levantarlo», me cuenta Young. «Durante un año hemos intentado que quién lo dejó en la tienda de segunda mano saliera a contar su historia», pero sin suerte. «Entiendo que es embarazoso reconocerlo incluso si fue tu abuelo. No les culpo».

El hallazgo de Young corrió como la espuma de la prensa local a la internacional el año pasado. Un busto romano como este se vende fácilmente por unos 30.000 euros. Young no sólo tuvo buen ojo, sino también hizo lo correcto al tomarse tantas molestias en buscar a su dueño original y devolverlo.

El Museo de Arte de San Antonio lo ha tenido «cedido» durante un año, para que todos los estadounidenses pudieran contemplarlo y aprender. Y a partir del 21 de mayo volverá a Alemania. Si bien Young solo tiene buenas palabras sobre el museo texano, que hasta han contado su historia en un enorme mural tras el busto, explica que aún está esperando algún tipo de reconocimiento, un simple «gracias personalizado», por parte del centro de Aschaffenburg. Esperemos que una vez esté en el Pompejanum, las autoridades del museo germano den la oportunidad a Young de visitar a su viejo amigo.