Editorial

De la agonía política a la agonía judicial

No hay un desenlace honorable para aquellos que se condujeron sin la integridad y la rectitud de los gobernantes dignos

Alberto Núñez Feijóo pronunció en sede parlamentaria esta semana una frase lapidaria que con toda probabilidad marcará el presente y el futuro de Pedro Sánchez: «Su agonía legislativa le va a parecer una broma al lado de la agonía judicial». El escenario que se atisba y sobre el que se amontonan ya demasiados indicios sospechosos que señalan a Moncloa está sujeto a una tormenta de acontecimientos, informes y datos que deja en evidencia la estrategia de defensa y que arrincona al presidente. Por mucho que Sánchez, su cohorte de fieles cada día más reducida y los socios políticos lo relativicen, las investigaciones progresan y las respuestas que delatan a la trama se suceden. El trabajo de los instructores de los diferentes sumarios que de una manera u otra salpican al presidente es prolijo, meticuloso y profesional, como el de los agentes de la UCO de la Guardia Civil. Hay que reconocer y ponderar la entrega y el compromiso con su deber de estos servidores públicos que afrontan con enorme entereza y dignidad una de las investigaciones más complejas, arduas y decisivas de la historia de la democracia. Resulta enormemente satisfactorio y aleccionador que jueces, funcionarios y agentes cumpla y hagan cumplir el principio fundamental de que todos somos iguales ante la Ley. Sin excepción. No lo han tenido fácil y con toda probabilidad el panorama empeorará pues el poder político objeto de sus pesquisas no respeta ni se somete a las reglas de la democracia, sino a las suyas, aquellas que han sumido al estado de derecho en una decadencia aguda y dolorosa. Sánchez y sus acólitos han movilizado todos los medios humanos y materiales del Estado para poner fin como sea a un proceso que amenaza su hegemonía con consecuencias que todavía ignoramos, pero que ya intuimos. En nuestras páginas de Nacional, avanzamos que el temor y la alarma por los hallazgos de la UCO en la documentación intervenida en los registros de los implicados en las diferentes redes corruptas ligadas al PSOE, y el análisis de las decenas de dispositivos móviles y electrónicos, ha generado angustia y desazón entre dirigentes de Ferraz y de algunas federaciones que ven un final de ciclo que se llevará por delante no sólo a Sánchez y a sus colaboradores, sino a mucho más. El exministro Ábalos como cortafuegos y la retórica inane del bulo no funcionarán. La instrucción empieza a encajar las piezas sobre los desmanes corruptos en torno a Moncloa. Hace tiempo que Sánchez debió renunciar y dar paso a unas elecciones. Todo apunta a que teme enfrentarse sin el blindaje de la Presidencia a lo que parece que le aguarda en esa agonía judicial que se vislumbra en los trabajos de la OCU y que ya se admite entre los socialistas a sus espaldas. Ojalá fuera capaz de un acto de dignidad final y pensara más en España y los españoles que en sí mismo por una vez. No hay un desenlace honorable para aquellos que se condujeron sin la integridad y la rectitud de los gobernantes dignos.