A pesar del...

Amazon, denuncia y cobro

No todo el mundo puede hacer en la vida lo que siempre quiso

Tituló El País en portada: «La exejecutiva que denuncia cómo se trabaja en Amazon». Uno jamás denuncia una cosa buena, ¿verdad que no? Todo invitaba a anticipar otro relato antiliberal sobre el malvado capitalismo explotador.

El artículo de Jordi Pérez Colomé parecía cumplir con las expectativas. Esto de Amazon, efectivamente, es un infierno: «trajín inasumible…duras jornadas…Las familias son raras allí…ambiente masculino…Conocí a muchas mujeres que se iban después de ser madres porque no podían mantener el ritmo…Como mínimo 12 horas al día hacía algo relacionado con Amazon… Su jefe le ponía hitos difíciles… Amazon no existiría sin mil pequeños actos de autodestrucción cada día…un entorno de trabajo brutal».

Sin embargo, el lector, como en el célebre relato de Akutagawa filmado por Kurosawa en «Rashomon», pronto comprende que hay algo raro. Kristi Coulter, la protagonista, ha publicado una novela, Exit interview, «una memoria literaria de su experiencia en Amazon».

Porque Coulter trabajó en ese lugar horrible, la sede de Amazon en Seattle, nada menos que 12 años. ¿Por qué? En Estados Unidos, al revés de España, el mercado de trabajo está bastante liberalizado, con lo cual no hay paro, y los trabajadores siempre pueden dejar un empleo que no les satisfaga, porque saben que fácilmente conseguirán otro. En economías intervenidas, en cambio, la situación del trabajador es mucho más precaria, por no hablar, claro, del comunismo, que restableció en el siglo XX la esclavitud.

Resulta que Coulter «ahora es escritora, lo que quiso ser siempre». No todo el mundo puede hacer en la vida lo que siempre quiso. Ella sí. ¿Y cómo pudo ser tan afortunada? El artículo de El País lo cuenta: «Coulter recibía una buena cantidad de dinero al final del mes. Pudo ahorrar para financiar su actual vida de escritora». Esto es muy interesante, porque revela que Coulter hizo cualquier cosa menos autodestruirse. En verdad, hizo lo contrario: se realizó como persona. Y, como muchas otras, se sacrificó durante bastante tiempo para conseguir sus objetivos vitales. Si hubiera tenido un empleo más grato y menos exigente, seguramente lo seguiría teniendo, pero no sería escritora.

Entonces, ¿a qué viene lo de su «denuncia» de Amazon? Porque «no cree que mereciera la pena». Los demás podemos amigablemente dudarlo. Entre otras razones, porque lo dice ahora, una vez logrados sus propósitos, nada autodestructivos.