El trípode
Amnesia y memoria selectiva sanchista
Para aclamarle estaba presente medio Gobierno, que está en funciones y de vacaciones por no realizarse en el Congreso el control político habitual por imperativo de su mandada Armengol.
Ayer Pedro Sánchez homenajeó a veinte víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, lo que sin duda causó una gran emoción a sus familiares tras más de ochenta años de aquella trágica contienda en la que murieron miles de personas de ambos bandos en la vanguardia y, sobre todo, en la retaguardia. En su fúnebre mitin, Sánchez afirmó que «la memoria democrática es una cuestión de Estado» y que «es incomprensible que algunos no sientan como propia la Ley de Memoria Democrática», ya que «no pertenece a ninguna ideología en particular». Parece que Sánchez ha perdido la suya (su memoria), ya que precisamente esa Ley fue aprobada gracias a los votos de sus socios prioritarios Bildu, sucesores de ETA, que no parece tengan mucho interés en recordar a los más de 850 asesinados por ellos y a sus miles de heridos, todos ellos mucho más recientes y ocurridos en democracia y en paz, y no en una guerra, ni civil ni mundial.
Para aclamarle estaba presente medio Gobierno, que está en funciones y de vacaciones por no realizarse en el Congreso el control político habitual por imperativo de su mandada Armengol.
Estos últimos días Sánchez está en actitud mayestática, pasando de hablar en nombre de España para defender la amnistía de Puigdemont, a amenazar a quien ose oponerse a remover la tierra para reavivar la memoria de las víctimas. Amnesia –eso es la amnistía– para los golpistas que están «vivos y coleando», y memoria selectiva para el franquismo y la Guerra Civil. No consta que Franco haya resucitado tras haber exhumado sus restos del Valle de los Caídos en octubre de 2019, pero quizás él tenga más información al respecto.
En todo caso, si quiere memorizar víctimas de la Guerra Civil, puede acercarse al cementerio de Paracuellos (del Jarama, no del Jiloca), y contemplar las tumbas de miles de civiles asesinados por sus venerados predecesores del Frente Popular de 1936, que eran tan «progresistas y convivenciales» como su actual partido sanchista, sus socios y sus aliados. Otra posibilidad es que memorice las más de ocho mil víctimas de la persecución religiosa sucedida en aquellos mismos años de su admirada República y su memorizada Guerra Civil. Puede ayudarle en esa tarea su Defensor del Pueblo, el exfraile Gabilondo, que acaba de descubrir mediante una encuesta, que a cada sacerdote o religioso le corresponde la media de abusar sexualmente de diez menores, llegando a un total de 440.000; una cifra dantesca, sin duda. Cuide su memoria, señor Sánchez, que la de los españoles no le olvidará a usted.
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