Sin Perdón

Barcelona, la victoria pírrica de Sánchez

«Como era previsible, el PSOE no solo no ha agradecido el gesto al PP, sino que ha aprovechado para atacar a Feijóo»

Los socialistas fracasaron en Barcelona, ya que quedaron por detrás de los independentistas de Puigdemont. En este caso, la poderosa propaganda de La Moncloa y su aparato mediático no puede esconder la realidad. Es cierto que Collboni, el socio de Colau durante la pasada legislatura, es el nuevo alcalde, a pesar de su derrota, gracias a la generosidad del Partido Popular. Cualquier otra interpretación es ridícula. Durante las últimas semanas, los socialistas han mendigado el voto favorable de los populares. Una gran parte de los medios de comunicación, incluidos algunos situados en el espacio del centro derecha, han defendido que Feijóo no podía permitir que Trias fuera alcalde de Barcelona, porque milita en un partido independentista. No les importaba, incluso, que los barceloneses tuvieran que sufrir, otra vez, una coalición de socialistas, comunistas y antisistema. El aspecto positivo es que el veto del PP a Colau ha funcionado, aunque veremos cuánto tiempo dura. Ahora hay que ver qué equipo de gobierno forma Collboni y qué concesiones hace a Barcelona en Comú. No me fio de los socialistas, porque en su ADN está la traición como sufrió UCD y luego el PP. Lo han hecho siempre y lo seguirán haciendo como han podido comprobar esta vez los independentistas. Lo único que les interesa es el poder y, sobre todo, seguir siendo una agencia de colocación, porque la gente como Collboni tiene difícil acomodo en la vida profesional fuera de la política.

Al margen de lo que ha sucedido, la prioridad de la izquierda mediática es que Sánchez siga siendo presidente. Como me gusta recordar, ahora son todos fervorosos sanchistas, aunque muchos fueron sus más implacables detractores, incluso, con una crueldad impresionante. Por supuesto, si no consigue mantener el gobierno serán los primeros en pedir su dimisión y los más eficaces glosadores de sus errores. No estarán solos, porque algunos de los dirigentes socialistas que le acompañan serán los que impulsarán «una noche de los cuchillos largos». Es cierto que se ha blindado con las listas electorales, pero eso nunca funciona. No hay nada más infiel que un político ambicioso que necesita sobrevivir.

Espero que los dirigentes del PP no sean tan ingenuos, como sucedió con Aznar y Rajoy, de creer que podrán contar con un trato razonable y objetivo si Feijóo alcanza el gobierno. No hay más que recordar lo que sufrieron desde 2012 hasta que triunfó la moción de censura. Es siempre una guerra sin cuartel contra el centro derecha. En Génova están contentos porque «con nuestro voto de hoy en favor de Collboni logramos retirar la gobernabilidad de Barcelona tanto al partido de Carles Puigdemont como a la izquierda rupturista y soberanista que tanto daño ha hecho a la ciudad en estos últimos años». Como era previsible, el PSOE no solo no ha agradecido el gesto del PP, sino que ha aprovechado para atacar a Feijóo. No sé en qué momento pensaron que Sánchez no iba a actuar de esa forma. La nota señala que no dice nada bueno del líder del PP que dudara en apoyar a un candidato que es el copartícipe de la decadencia que afecta a Barcelona. Es el dirigente de un partido que ha pactado las diputaciones con ERC. Los independentistas de Junqueras gobiernan la Generalitat gracias a Illa y Collboni, ya que son sus fieles aliados en el Parlament de Cataluña.

Sánchez no puede dar lecciones sobre hacer el ridículo en los pactos postelectorales, como dice de Feijóo, porque es un consumado maestro de la incoherencia y el oportunismo. Ha podido concluir la legislatura gracias al apoyo de Podemos, los independentistas y los herederos de ETA encabezados por Otegi. Por cierto, quien manda en Bildu es Sortu que está lleno de antiguos etarras. Desde luego, estos pactos son infinitamente más repugnantes y peligrosos que los que el PP haya podido cerrar con Vox, que es un partido que apoya la Constitución y no ha querido destruir España. En la nota del PSOE sacan pecho por conseguir que Collboni sea alcalde gracias al PP y aseguran que es lo «que Barcelona quería, y necesitaba». Es difícil comprar esa basurilla propagandística teniendo en cuenta que perdió las elecciones. Si los barceloneses hubiéramos querido a Collboni le hubiéramos dado el primer lugar y no el segundo.

Como era previsible, lo sucedido este sábado sirve para que el aparato monclovita y la izquierda mediática pretendan validar las concesiones de Sánchez al independentismo. Ahora resulta que humillarse ante ERC con los indultos, la desaparición del delito de sedición y el abaratamiento de la malversación es lo que querían los catalanes. El hercúleo presidente ha conseguido «normalizar la vida social y política en este territorio tras los acontecimientos vividos bajo el gobierno del PP». Menudo argumentario más simplón y maniqueo. Es verdad que los ideólogos socialistas son simplistas, reduccionistas y sectarios, pero en esta ocasión se han superado. Cataluña es la gran batalla que quiere dar Sánchez para mantenerse en La Moncloa, porque pretende, como señala claramente la nota, mostrar al PSOE como la única alternativa al independentismo en Cataluña. Es una de las partes más hilarantes, porque todo el mundo sabe que es imposible, como muestran todas las encuestas, que Sánchez pueda ser presidente sin el apoyo de los independentistas y los filoetarras. Por supuesto, las cesiones de esta legislatura que concluye empalidecerán con lo que viviremos si se confirman los sueños monclovitas. El PP ha actuado como un partido de Estado y ha recibido como recompensa los ataques del PSOE y las cínicas alabanzas de la izquierda mediática que espera y desea que Sánchez siga en La Moncloa.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)