A pesar del Gobierno

Extraña manifestación

La Razón
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La manifestación convocada para hoy en Madrid será un éxito, porque la izquierda y los sindicatos tiene experiencia en la agitación y la propaganda, y confluye este sábado todo el abanico progresista contra el PP. Pero su éxito no debe empañar su característica más sobresaliente: es una manifestación extraña.

No por el lema, porque "¡Quieren arruinar el país!", es un lema lógico y estupendo, que muchos comparten, y yo el primero (http://www.estoesunatraco.es/). No por la demagogia de autodenominarse "Cumbre Social", porque es habitual el escamoteo del significado de sociedad, una sociedad que, como siempre, estará ocupada barruntando cómo ganarse la vida para pagar a los poderes que financian lo "social", que en realidad es político. Tampoco es extraña por pedir un referéndum, aunque eso pueda ser absurdo o inquietante ("Habla, pueblo, habla",http://goo.gl/zHCyf). Finalmente, tampoco es inaudita la prédica que habla del Estado como si fuera el maná; no es nada infrecuente, por ejemplo, que haya manifestantes en "lucha por una sanidad pública de calidad"; lo raro sería que añadieran lo que realmente quieren decir: "y que la paguen otros". Lo que es singular de esta manifestación es que se celebre contra la política del Gobierno. Desde luego, quienes no pueden abrir la boca son los socialistas, cuya política económica, cuando comprobaron que era insostenible, en 2010, giró hacia unos ajustes parecidos a los emprendidos por este Gobierno. Si el presidente fuera hoy Alfred l'Écoutant, sospecho que haría una política similar a la de Barbie que, no se olvide, ha llegado incluso a respaldar la Tasa Tobin, esa que, según acaba de prometer el rebelde Montaraz, nunca se aplicará en España. Lo de los sindicatos se entiende todavía menos. Actúan ofendidos como si el Gobierno del PP hubiese acabado con toda la financiación pública de los sindicatos, forzándolos a ser, mire usted por dónde, organizaciones de trabajadores, y no lobbies que viven, como empresarios y partidos políticos, de los contribuyentes. Y sus recomendaciones pasan por elevar la presión fiscal para preservar el Estado del Bienestar. Como si el Gobierno estuviera haciendo otra cosa.