Cuaderno Africano
De diamantes, protocolos y prejuicios
Finales de junio. Los reyes de los Belgas visitan Kinshasa con ocasión del cincuenta aniversario de la independencia del Congo. Ya entonces hubo polémica sobre la idoneidad de la presencia del antiguo colonizador en tales ceremonias.
Casi un mes después, un diario belga revela que la reina recibió un collar, una pulsera y unos pendientes de diamantes. Llueven críticas, acusaciones, explicaciones... Resumen: Sí, la Reina Paola recibió las joyas, a partir de ahora "patrimonio nacional". No, no fue un regalo del presidente Kabila, sino de su esposa.
La polémica instala el malestar en ambos países. La crisis que vive el mundo entero mira con lupa cualquier atisbo de lujo. Y los diamantes son precisamente el símbolo del lujo.
Bélgica vive tiempos revueltos en los que duda de sí misma y los gastos de los monarcas no gustan a todos. Tampoco la ostentación sienta muy bien en la República Democrática del Congo. Un ministro se ve obligado a explicar que la primera dama tiene costumbre de ofrecer regalos a las mujeres de las personalidades que visitan el país. Y ¿por qué no? Diamantes y oro son productos "de aquí", justifica. Se trataría entonces de una promoción de los productos nacionales. Los Belgas nos miran como si fuéramos una república bananera, se quejan (y ésa es otra historia, la eterna historia de las complicadas relaciones de los ex colonizadores con sus ex colonias).
Lo cierto es que los regalos protocolarios son de uso común en todo el mundo, ¿por qué hablar de éste y no de tantos otros?
¿Prejuicios? Seguramente la polémica no hubiera existido si estuviésemos hablando de otro país, lejos de África. También es cierto que son difíciles de borrar años de imágenes de muertos, de niños soldado, de pobreza, de minas que guardan en el vientre minerales que supuran miseria, para los locales, y riqueza, para unos pocos, extranjeros sobre todo.
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