Hagan sus apuestas

La República Democrática del Congo (que no hace demasiado honor a su nombre) tiene los ojos puestos en un mes: noviembre 2011 y en un acontecimiento: las presidenciales. Unas elecciones que sólo contarán con una vuelta, tras una rápida modificación de la Constitución. Unas elecciones que generan cierto miedo entre gobierno (que no quiere perder privilegios), oposición (que quiere obtenerlos) y población (que recuerda las experiencias anteriores, siempre salpicadas de violencia).

De entrada, hagan sus apuestas. Los medios ya empiezan a hacer cálculos y a especular con las opciones posibles. ¿Se aliará la oposición para enfrentarse a Kabila?, pregunta Jeune Afrique en un artículo. Siempre resulta difícil renunciar a las ambiciones propias, aunque sea por el bien de un país.

Lo cierto es que Kabila hijo, contra todo pronóstico, lleva diez años en el trono del gigante africano. Y eso que nadie apostaba por aquel tímido joven militar cuando se sentó en el sillón de su recién asesinado padre, como si de una monarquía se tratase. Se habló de marioneta, de instrumento de oscuros intereses y se barajaron todo tipo de conspiraciones. Occidente lo acogió entre sus alas protectoras como a una indefensa cría. Pero, el nada carismático joven no se conformó con un papel secundario en un acto en esta obra, sino que se ha mantenido, tras un proceso de paz, tras unas elecciones, tras diez años, al frente del país, tan corrupto como gigante. Y no ha sido tan dócil como muchos esperaban. Le ha dado la espalda a Occidente para sonreírle a China y muchos contratos no han sido renovados...

De momento, muchos empiezan a compararle con sus predecesores y eso no es precisamente un cumplido...