Aunque moleste

Buscando una nueva presa

Eliminado Mazón, ahora van a por Ayuso, Moreno y Feijóo

La izquierda no le perdonaba a Mazón que continuara en el cargo, pero tampoco que dimita «como lo ha hecho». Hiciera lo que hiciera, estaba condenado de antemano. Para el socialismo podemoide «Mazón es un asesino», es decir, el que mató una a una a las 229 víctimas de la Dana en Valencia. Lo dijo ayer Irene Montero: «Mazón es Ayuso en las residencias y Moreno Bonilla en la sanidad. Le echan las víctimas, pero se queda el PP con sus mentiras y políticas de muerte». Ergo, casi da igual que los del PP hagan una cosa o la contraria. Para la izquierda «son asesinos», porque son del PP, y habría que someterlos a un linchamiento público o lapidarlos sin juicio. La sentencia la emiten ellos y la ejecuta el pueblo. Eliminado Mazón, buscan ya una nueva presa.

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La intervención de ayer del presidente de la Generalitat fue manifiestamente mejorable, porque sobró todo un preámbulo latoso que no aportaba nada, aunque fue claro cuando habló de su responsabilidad, reconociendo que no debió mantener su agenda el día-D, que nunca debió haber permitido «que se generaran bulos por no dar explicaciones», y que se equivocó al no pedir a Sánchez la declaración de Emergencia Nacional, como le propuso Feijóo. Remachando que nunca actuó «de mala fe», y que por eso es importante distinguir «entre un hombre equivocado y una mala persona». Expresión ésta última con la que se justifica, y que le vale igual para lanzar un dardo contra Sánchez, al entender que el presidente del Gobierno, con su calculada ausencia, dejó sin medios a la Generalitat, sabiendo como sabía que lo que había ocurrido en Valencia, como en 1983 en el País Vasco, era un caso claro de Emergencia Nacional, y el Estado con sus medios debía intervenir para hacer frente a la catástrofe.

Pero la izquierda no va a reconocer un solo error, por mucho que el día-D Sánchez se encontrara en India y no regresara de inmediato, Ribera en Bruselas y lo mismo, igual que el director de Medio Ambiente y la directora de Protección Civil, uno en Colombia y la otra en Brasil. El único culpable fue Mazón, y ahora que ha dimitido comenzarán a decir que tiene que dimitir también Feijóo. Ya han empezado, de hecho, importando bien poco que Sánchez dejara pasar los días sin enviar militares ni guardias civiles a ayudar (Felipe González mandó 10 mil soldados en las primeras 24 horas de las inundaciones del País Vasco, Sánchez 100) o que la Confederación Hidrográfica del Júcar tuviera información en tiempo real de los caudales de los barrancos, y no alertara en la reunión del Cecopi. Su presidente, el señor Polo, dijo ante la juez de Catarroja que «dio información a quien se la pidió», y que también mandó un mail al respecto. Un mail de esos que se pierden entre la maraña de comunicaciones del correo electrónico. No le llamó la atención que El Poyo disparase su caudal a las 18:40. O si se la llamó, no lo dijo, lo cual es aún más grave.

Nada de lo anterior justifica la actuación de Mazón, que no estuvo donde debía haber estado, y por eso tenía que dimitir. Pero llamarle «asesino» es un exceso que retrata a quienes lo dicen.