
El puntazo
El sanchismo, en el banquillo
En cualquier democracia el jefe del Ejecutivo habría dimitido por una flagrante responsabilidad política y la deshonra aparejada, pero Sánchez es otra clase de mandatario, de ética evanescente y escrúpulos en busca y captura
El juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ha mandado a juicio al exministro José Luis Ábalos, su antiguo asesor Koldo García y al empresario Víctor de Aldama por la pieza principal del caso Koldo sobre la compra de mascarillas durante la pandemia. El magistrado estima que existen delitos de cohecho, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos. Se sentará en el banquillo el régimen sanchista personificado en quien fuera el más estrecho colaborador del presidente del Gobierno en Moncloa y Ferraz. Convencernos de que Sánchez nunca supo nada de los negocios de su mano derecha, su hombre de confianza, no tiene recorrido. En cualquier democracia el jefe del Ejecutivo habría dimitido por una flagrante responsabilidad política y la deshonra aparejada, pero Sánchez es otra clase de mandatario, de ética evanescente y escrúpulos en busca y captura.
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