
Ventanilla única
Carta marcada
La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido en una obsesión para las huestes presidenciales. Corrijo. Más bien para sus cancerberos fieles
No se cansa el Gobierno de Pedro Sánchez de abrir frentes de guerra con el Partido Popular y con todo lo que tenga que ver con la derecha para defender lo indefendible. Cuando no son los bulos de la «fachosfera» mediática, hay que echar la culpa al «lawfare» judicial; si no son los tintes xenófobos de la oposición, entonces tiran de genocidio sionista para arriba y para abajo, de vuelta y Vuelta; cuando no se inventan una supuesta bomba lapa debajo del coche para fantasear con la muerte del presidente se recurre a Kitchen y Bárcenas; y si nada de eso sirve ya, siempre pueden jugar la carta de Ayuso.
La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido en una obsesión para las huestes presidenciales. Corrijo. Más bien para sus cancerberos fieles, los que son y los que no lo parecían. Entre los primeros el inclasificable Óscar Puente, que vale tanto para un roto como para un descosido, dando puntadas y enhebrando agujas a través de X mientras su Ministerio se sume en la zozobra del caos, con aeropuertos y estaciones de tren convertidas en convenciones de adivinadoras, que tiran de güija, de bola de cristal y de restos de té en la base de una taza para adivinar si un tren o un avión llegan a su hora, si los vamos a perder por los retrasos en los controles o cuál será la última incidencia que nos chafará nuestro viaje.
A él se ha unido la inesperada ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, anterior ministra portavoz que lo mismo cortaba una intervención de una compañera de Consejo de Ministros o decía una cosa y la contraria con una sonrisa en la cara. Ahora ha encontrado en la ley de vivienda un resquicio –no es más que eso– para cargar contra el Ejecutivo madrileño y su presidenta, a los que acusa de falsear las cifras del registro de alquileres turísticos. Las respuesta desde Sol no se ha hecho esperar. Denuncian en una carta la «obsesión del Gobierno» con la región y frustran con datos del INE las acusaciones de Rodríguez, que alimenta los mismos bulos que denuncia, como una carta marcada.
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