Alfonso Merlos

Acelera un poco más

Es una simpleza decir que el PP va a impulsar a partir de ahora decisiones que no tengan coste político y, por el contrario, va a comenzar a planificar, ejecutar y controlar políticas que sean bienvenidas todas por los ciudadanos. Es más simple todavía entender que estas «medidas fáciles» tienen una indiscutible intención electoralista. Y es ya directamente una trola concluir que, a través de este camelo y este espejismo, se pretende engañar al votante para llevárselo al huerto.

Es todo un poco más complejo. Es obvio que el PP tiene una estrategia electoral que va a desplegar con todas las de la ley y toda la legitimidad después del verano (¡sólo faltaba!). Pero si en este punto de la jugada se pueden hacer llegar al ciudadano acciones de gobierno más amables, menos antipáticas, es simplemente porque se han hecho los deberes más duros en tiempo récord (¡los hemos hecho entre todos!); y porque lo peor de la crisis, paso a paso, colectivamente y con formidables sacrificios, lo hemos ido despejando.

Sí. El partido que mejor nos podía haber gobernado esta legislatura y que ha enderezado el rumbo torcido del país –impuesto durante demasiado tiempo por los socialistas– tiene todo el derecho a diseñar un plan con sus correspondientes líneas tácticas y operativas. Para ganar. Porque su continuidad en la mayoría de ayuntamientos y autonomías sería lo mejor que le podría ocurrir a España.

Y sí. Vamos a ver cómo el PP acelera un poco más –ahora que hay algo de viento a favor–, para que definitivamente abandonemos el hoyo al que nunca debimos caer, que tantas heridas y contusiones nos ha dejado, que soñamos con olvidar lo antes posible. ¿Dónde está el problema?