Iñaki Zaragüeta
Apoyarse
Da la impresión de que el líder ¿? del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, presenta demasiados flancos como para asegurar la coherencia en su partido. A pesar de su querencia por Asturias, tierra de excelentes pastores, rebaños y perros ovejeros, no se ganaría la vida participando en los concursos de encerrar a los rebaños en un pequeño corral a base de silbidos o instrucciones básicas como «stop», «izquierda» o «derecha».
Así se deduce de la anarquía protagonizada por el PS de Cataluña, en el que se desconoce cuántos quedan bajo la disciplina de Ferraz. Ni siquiera Pere Navarro, el jefe en aquella Comunidad, sabe bien dónde se encuentra. Por si ya le parecía demasiado ese cazo, emerge un segundo con el desconcierto de su organización en Navarra, donde se pone a debate la conveniencia de apoyarse en Bildu con tal de acceder a la poltrona de la Diputación Foral y desbancar a su democrática presidenta, Yolanda Barcina.
Por más que Elena Valenciano se haya desgañitado en pregonar «con Bildu a ninguna parte», las respuestas desde el Viejo Reyno han sido contundentes. Si no, a los hechos me remito, tanto del secretario del PSOE navarro, Roberto Jiménez, «el PSOE en Navarra soy yo», como de otras voces correligionarias «los tiempos han cambiado» refiriéndose a que ya se puede negociar con Bildu. Por más que Rubalcaba, Valenciano y Jiménez quieran disfrazarla, saben perfectamente que la moción de censura, para triunfar, necesita el apoyo de Bildu, con presencia en el Parlamento navarro gracias a la implicación directísima de Zapatero en el Constitucional, para escarnio del Estado de Derecho. No sé si Rubalcaba es velocista, corredor de fondo, táctico o estratega. Lo cierto es que presenta escasas dotes para el pastoreo, no confundir con pasteleo. Así es la vida.
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