Financiación autonómica
Balanzas fiscales, agravios y modelos de financiación
Esta semana, el Ministerio de Hacienda ha publicado las Balanzas Fiscales pertenecientes a 2013 y los resultados confirman lo que desde Madrid venimos defendiendo desde hacía años: el perjuicio que el sistema de financiación impuesto unilateralmente por Zapatero en 2009 causaba a Madrid y beneficiaba especialmente a Cataluña y Andalucía, sus grandes aliados de entonces.
Madrid, con un PIB equivalente al de Cataluña, tenía un saldo fiscal negativo de 17.591 Millones. El doble del que tenía Cataluña, 8.800M. Lo que suponía que de lo que pagaban por impuestos los madrileños dejaban de recibir el doble de lo que dejaban de recibir los catalanes para pagar sus servicios. Y tuvimos que escuchar el manido discurso de «España nos roba», que era una irresponsabilidad publicar estas diferencias porque provocaba la confrontación, y que se le diera a Cataluña bajo mano y al margen del sistema de financiación, –que se sepa–, casi 60.000M€. En términos absolutos, Andalucía era la más beneficiada pues recibía de más de lo que ingresaban por impuestos los andaluces 6.154M.
Madrid nunca se quejó de ser la región más solidaria con el resto de regiones de España, ni pretendió que todo lo recaudado en su territorio fuera en exclusiva para los madrileños. Lo que reivindicaba es que había que exigir a todos igual esfuerzo para ajustar sus gastos a sus ingresos, aplicando los mecanismos de la Ley a quienes no lo hacían, sin dar mayor flexibilidad a los que menos esfuerzos hacían, más gastaban generando más déficit, y utilizaban esos recursos para impulsar sus políticas independentistas. Y a la vez pedíamos que, al igual que se hacía con otras regiones de España en las que se buscaban fórmulas para evitar los daños causados por ese desastroso sistema de financiación, se diera a Madrid una fórmula para recibir, al menos, el dinero necesario para pagar los extraordinarios servicios públicos que prestábamos a los madrileños, contando con que además los madrileños los generaban con sus impuestos. Los famosos 1.000M€ que siempre se nos negaron, al parecer, hasta que pasaron las elecciones autonómicas de 2015.
Por eso nos opusimos a los déficits a la carta. Al FLA, que penalizaba a los que cumplíamos, presentándolo como un «rescate» a las comunidades autónomas en el que, si se nos metía a todas, se disimulaban las ayudas adicionales a los incumplidores y los que desafiaban la unidad de España. Y a los reiterados intentos por asfixiarnos financieramente y condicionar nuestra política fiscal de impuestos bajos que estimulasen el crecimiento económico y la creación de empleo, como así era.
Denunciamos también que, cuanto mejor iba Madrid y más se incrementaba la recaudación fiscal en nuestra Comunidad, menos dinero nos daba el sistema, que se quedaba la Hacienda estatal para repartirlo entre los demás de la manera que ya sabíamos algunos y hoy se conoce por todos, y que tan poco rédito parece haber dado a la corrección del déficit de las CC AA y a la reconducción de las aventuras independentistas.
Se dice que, cuanto más ricos, peor saldo fiscal se tiene. Pero la cuestión es por qué unos cada vez son más ricos y otros siguen estancados en su desfase económico. Eso es lo importante para mejorar la situación económica general. Las razones son las políticas que se aplican. Apostamos por cumplir el déficit, ajustamos nuestros gastos a nuestros ingresos, e hicimos una política fiscal de reducción de impuestos para estimular la actividad económica que nos llevó a recaudar cada vez más, e introdujimos fórmulas de gestión más eficientes. Nos acusaron de «dumping fiscal» y compraron el discurso de los adversarios de que nuestras fórmulas de gestión ponían en riesgo los servicios públicos, lo que era falso, como se puede comprobar a día de hoy.
Todos exigen hoy lo que nosotros pedíamos entonces, un nuevo modelo de financiación. Si no se aborda correctamente y sin aquellos condicionantes, difícil será su articulación.
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