Reyes Monforte
Basta por hoy
Son de esas noticias que tienes que leer una segunda vez para cerciorarte de que no es un mal sueño. Pero lo es. Por salvaje, por inesperado, por increíble, por erigirse en una realidad emética. Las paradojas nos noquean: que una ONG como Oxfam, que trabaja para erradicar la pobreza y la injusticia, se vea envuelta en un escándalo de abuso sexual y prostitución tras el terremoto de Haití en 2011, conmociona.
Dinero donado desde y para la solidaridad, empleado para pagar prostitutas, algunas menores de edad, y organizar orgías. Cuando la bondad se convierte en una máscara que esconde la maldad, el mundo se vuelve loco y nosotros con él. Dan ganas de hacer propias las palabras de Fernando Pessoa: «Vuelve mañana, realidad. Basta por hoy».
No es justo que una mancha, por grande que sea –y lo es–, ensucie todo lo bueno que , sin duda, habrá hecho esta organización humanitaria hasta ahora. Pero un tachón de esta envergadura hace daño y deja una herida abierta.
Duele la vergüenza ajena, la inmoralidad y ese dolor tiene consecuencias fatales. Esta realidad nos deja solos, con una sensación de orfandad desesperante que nos lleva a desconfiar de todo y de todos, preguntándonos, como lo hizo George Eliot, qué soledad es más solitaria que la desconfianza. La confianza es una de las cosas más difíciles de recuperar y más fácil de perder. Y algunas pérdidas dejan un poso complicado de limpiar.
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