Enrique Miguel Rodríguez
Cambios y no solo climáticos
El tiempo afortunadamente te hace cambiar. ¿Cuántas veces has hecho una cuestión de fe contra un tema y pasado el tiempo has terminado reconociendo las bondades del mismo? Siempre prefiero a quienes son capaces de la rectificación –estoy entre ellos– que aquellos que mantienen con el peor espíritu numantino sus postulados, muchas veces a sabiendas de su equivocación. Para ejemplo, los en tiempos moderados componentes de CIU, que prefieren tirarse por el precipicio, antes de pararse en el borde del abismo en el que se han colocado y rectificar. Los de la CUP han conseguido demostrar que dos y dos no son cuatro. Diez parlamentarios son capaces de manejar a un grupo que cuenta con 63 escaños. Ya se sabe que estos «antitodo» quieren sacar a Cataluña de España, de Europa, de la OTAN, incluso de este mundo y del sistema solar. Pero vamos a temas más cotidianos y sobre todo menos espinosos. Por ejemplo, recuerdo que Carlos Herrera, en un almuerzo homenaje que se le ofrecía recientemente en el hotel Alfonso XIII, en sus palabras, delante de todas las autoridades, asumió que había sido el mayor crítico con el carril bici, pero que tenía que rectificar porque le parece estupenda la idea y lo usa muchísimo. Personalmente soy admirador total de Juan Eslava. Siempre he mantenido que en los libros de tema histórico es imbatible, porque logra que el entretenimiento surja, en medio de un mar de cultura; pero que cuando salta al siglo XX, flojea. La semana pasada paseando por Madrid hice un alto en la cuesta del Moyano, siempre encantadora con esa especie de feria del libro antiguo perenne. El primer libro con el que me topé fue «Señorita», que desconocía, y con el que Eslava Galán ganó el II Premio Fernando Lara. Lo devore en un día. Inmediatamente rectifiqué. Juan es magnifico en todos los géneros. Además, esta novela es el embrión de otras, no firmadas por él y que han alcanzado grandiosos éxitos de ventas.
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