Crisis en el PSOE

Carbón

La Razón
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Queridos Reyes Magos: Os escribo a última hora con prisa y con la malsana intención de proporcionaros una breve lista con las gentes a las que deberíais dejar carbón junto a los zapatos porque han hecho méritos sobrados para ello. Ésta es la lista negra provisional:

-Los independentistas catalanes que han vendido farolillos con la «estelada» para que los llevaran los niños a la cabalgata, y no conformes con ello os han recibido con la bandera de la desunión. Esa estrella en la bandera, como sabéis, no es precisamente la de la Navidad.

-Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que nos están dando a todos las Navidades con sus peleas y desacuerdos en público, en vez de preocuparse de la gente, que es lo suyo.

-Pedro Sánchez y sus secuaces, que no se resignan a su suerte y parece que siguen empeñados en acabar con el centenario partido de la rosa y el puño.

-Los banqueros que se resisten a devolver lo que han cobrado de más con la cláusula suelo en las hipotecas de los pisos.

-Los agoreros de la Prensa que, ante una bajada histórica del paro, titulan con la precariedad del empleo porque el Gobierno no es de su cuerda.

-Y los responsables del aire de Madrid, tan contaminado que os resultará difícil distinguir en el cielo la estrella de la Navidad.

Supongo que en algún valle de Navarra o de Guipúzcoa os habréis encontrado en vuestro largo viaje con el «Olentzero», el carbonero bonachón que baja del monte con un saco cargado de regalos. No le costará mucho cederos un saco de carbón. Con suerte, a lo mejor habéis tropezado en los montes de Vizcaya con los «Iratxoak», los duendecillos amables con gorros verdes de armiño. Ellos os ayudarán.

No será extraño que en los prados de Cantabria hayáis topado en un camino con «Esteru», el leñador, que bien pudiera bajar acompañado de Alfonso Ussía. Y en Galicia a lo mejor habéis visto al «Apalpador», que palpa la barriga de los niños; a los flacos les deja castañas y a los gordos, carbón. Es una buena idea. ¿Por qué no dejáis este año un poco de carbón a los niños exigentes, saturados de juguetes, que con apenas diez años os solicitan un teléfono inteligente de última generación? Aunque, bien mirado, el carbón debería ser para sus padres. Gracias.