Elecciones autonómicas

Chantaje en sepia

Chantaje en sepia
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Las fotos son del verano de 1995 y en aquel momento Marcial Dorado, el contrabandista condenado por narcotráfico años después, no tenía ninguna causa abierta. Al parecer, las fotos fueron decomisadas en un registro en casa del hoy encarcelado y la Justicia las rechazó en la causa por irrelevantes. Según afirmaba el propio domingo, cuando las fotos fueron publicadas, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, desde hace años le estaban llegando amenazas, unas veladas y otras no tanto, de entregar esas fotografías para su publicación. Publicación que llega en este momento, cuando la honorabilidad de los políticos en general, y la de los del PP en particular, está puesta en tela de juicio por escándalos como el «caso Bárcenas». Teniendo en cuenta que las casualidades no existen, parece evidente que éste no es más que otro paso para desprestigiar a la llamada clase política y darle carnaza a los movimientos antisistema, a quienes algunos medios de comunicación les conceden un crédito y protagonismo que sólo puede entenderse desde intereses espurios. Si empezamos a rebuscar entre las viejas fotografías, no habría un solo político desde la reinstauración democrática en España al que no se le sacaran los colores. Políticos y personas relevantes de casi todos los ámbitos sociales, sin excluir el mundo de la comunicación. Unas fotografías con alguien que resultó ser un delincuente, bastante después de que fueran hechas, no convierten al fotografiado en cómplice, pero sirven para crear una nueva sombra de sospecha sobre la honorabilidad de un político que ha ganado dos elecciones por mayoría tras el fiasco del bipartito entre socialistas y nacionalistas gallegos, que en una sola legislatura dilapidaron su prestigio, y bastante dinero de los contribuyentes. Núñez Feijóo, que se ha mostrado muy firme pidiendo que se depuren las responsabilidades que puedan derivarse del «caso Bárcenas» dentro de su partido, es ahora el objetivo de este chantaje en sepia para intentar frenar su irresistible ascensión.