Alfonso Merlos
Charlotada proetarra
Así no vamos a ninguna parte. Es evidente. De ridículo en ridículo, de esperpento en esperpento, de ensayo en ensayo. Hasta hace cuatro días pensábamos que era la culminación de la fantochada declarar la independencia de una ciudad o un pequeño pueblo o un barrio. (¡Qué ingenuos!). Aquí están. Es lo que se veía venir cuando las marcas proetarras Amaiur/Sortu/Bildu se auparon a las instituciones con los votos de los admiradores de ETA. Y lo peor es que los que creemos en la fuerza del Estado de Derecho para aplacar el crimen y disuadir la payasada lo sabíamos. Pero poco o nada hasta ahora se ha hecho, y ésa parece ser la pauta para lo que resta de legislatura. ¿O no? Hace tiempo que pensamos que ya estaba bien la broma; que tocaba abortar cualquier intento de vulnerar la legislación; que ni podía ni debía tolerarse a los hooligans de Troitiño y Ternera protagonizar bufonadas que alteran la normal convivencia de vascos y españoles. Y éste es finalmente el desafío ante el que estamos en Igueldo. Son los bárbaros. Esos que decían algunos indolentes o algunas almas cándidas que se iban a civilizar en las instituciones. Una patraña. Pretenden chulear a los españoles de infantería hasta la náusea. Trabajan para provocar incansablemente a la gente de orden. Y ahora sólo esperamos que la democracia les ponga en su sitio. Con urgencia. Con inteligencia y dureza. Sin perder un segundo. ¡Vamos!
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