Julián García Candau

Color de penitente

Casillas es consciente de que vive tiempo de penitencia. Para constatarlo salió vestido de morado, color de Semana Santa. Color de los lienzos con que se cubren los altares de los santos en la citada celebración. Iker es apodado «santo» y nada más apropiado que el color de su vestimenta. La santidad no la demostró cuando encajó el gol de Llorente. Paró el primer remate, pero no el segundo. El juego no le permitió mostrar todas sus bondades porque la Juventus, vestida de amarillo, no llegó muchas veces en disposición de marcar.

La penitencia le duró poco al Madrid porque Chiellini cometió el grave error de hacer penalti cuando Buffon detenía el balón sin problemas. Lo sorprendente fue que un juez de puerta, uno de los habituales convidados de piedra, denunció la acción y el árbitro sancionó. Cristiano, que ya había marcado, batió de nuevo a Buffon. Chiellini acabó siendo más protagonista porque fue expulsado.

Al Madrid le costó menos golear que manejar el balón. Se lo discutió mucho la Juve, con Pirlo sin que tuviera oposición. Los centrocampistas italianos se impusieron. Ancelotti cambió el equipo y alineó a dos hombres de fuerza, Khedira e Illarramendi, con Modric de orientador. Poca gente para oponerse a un equipo más dotado en la zona.

No fueron los italianos jugadores con tendencia al juego conservador. Ni siquiera lo hicieron cuando tuvieron el empate y menos aún en inferioridad numérica. Contra diez, el Madrid pasó apuros y el público se lo reprochó. Mejor resultado que juego.

Posdata. Entró Bale, fuese y no hubo nada.