Francisco Marhuenda
Completar las reformas
Rajoy ha tenido una legislatura muy dura desde el primer día de mandato porque tuvo que afrontar la mayor crisis económica desde la posguerra. Tuvo que hacer reformas tan importantes como impopulares y subir los impuestos para hacer frente a la caída de los ingresos del Estado. La mayoría absoluta que consiguió el 20 de noviembre de 2011 así como su firmeza a la hora de cumplir la hoja de ruta fueron decisivas para que España consiguiera dar un vuelco y entrar en la senda del crecimiento económico. Ahora afronta la recta final de su mandato en un escenario político tan convulso como complicado porque la oposición está inmersa en una permanente campaña electoral que hará imposible ningún acuerdo. A esto se une el desafío del independentismo catalán encabezado por Artur Mas y su socio Oriol Junqueras, el líder de ERC. El escándalo protagonizado por Jordi Pujol, en el que puede ser el mayor caso de corrupción de la historia reciente de España, ha sumido a CiU en el desprestigio porque el enriquecimiento ilícito protagonizado por la familia Pujol no se pudo hacer sin la colaboración de algunos consellers. Ha sido una «ley del silencio» que resulta sobrecogedora por la impunidad que se ha vivido y la complicidad de empresarios y políticos. Mas tiene un grave problema porque CiU está perdiendo terreno frente a ERC desde hace tiempo y todo indica que el escándalo Pujol es un golpe demoledor para la federación. La estrategia independentista del presidente de la Generalitat suscita el rechazo generalizado en los países miembros de la UE y las mentiras del nacionalismo sólo han conseguido dividir a la sociedad catalana. El presidente del Gobierno ha manejado con acierto este grave conflicto, organizado por los intereses partidistas de CiU, y su firmeza impedirá cualquier vulneración del ordenamiento legal. Por otra parte, todo parece indicar que se está reduciendo el fervor independentista que artificialmente se había creado con la inestimable ayuda de los medios de comunicación controlados directa o indirectamente por el Gobierno catalán. Rajoy tiene la firme decisión de seguir con la agenda reformista, que es clave para consolidar el ritmo de crecimiento y conseguir que España sea competitiva con un nuevo modelo que resuelve los graves problemas estructurales que tenía la economía a la vez que garantiza la plena continuidad del Estado del Bienestar. El problema de su sostenibilidad queda resuelto con medidas que han buscado lograr una mayor eficiencia, acabar con las duplicidades y los fraudes y reducir los gastos innecesarios sin afectar la universalidad del sistema. La reforma de la elección de los alcaldes es uno de los temas que quiere afrontar para acabar con determinadas prácticas que han respondido más a intereses partidistas o personales que al general de los ciudadanos. Es un tema complejo y controvertido que resulta todavía más difícil como consecuencia de la proximidad de las municipales y autonómicas y de las generales. La oposición no quiere alcanzar ningún acuerdo con el Gobierno porque tiene la vista puesta en las convocatorias electorales. Hay ejemplos en nuestro entorno que sirven para defender una cosa y la contraria, pero todos ellos son democráticos. El modelo español necesita una reforma en profundidad y ha llegado el momento de abrir un diálogo en este sentido. Hay más cosas que reformar para la regeneración democrática, aunque ahora no hay tiempo y deberían estar en la agenda de la próxima legislatura.
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