Enrique Miguel Rodríguez
Con la Iglesia hemos topado
En cada campaña electoral aparece siempre el tema de la Iglesia católica. Cuanto más suena la musica de la izquierda, mayores son los posibles recortes al poder temporal, incluso espiritual, de la Iglesia que se anuncian en los mítines y declaraciones. Hasta el momento, una vez instalado el nuevo Gobierno, todo ha quedado más o menos igual. Ahora mismo son tres fuerzas –PSOE, Ciudadanos y Podemos– las que han dejado claro que, entre otras cosas, la Iglesia tendrá que pagar el IBI de todas sus propiedades. Los partidos más extremistas están entre la expropiación o volver a organizar unas Fallas en los templos. Pensaba, porque algunas veces lo hago, que si por una casita de nada pago casi 3.000 euros al año, qué pagaría el Arzobispado sevillano por la Catedral y el resto de los templos. Recordar que posiblemente Sevilla sea la ciudad con más iglesias por metro cuadrado de todo el mundo. Se ha comentado que algunas medidas que se anuncian serían contrarias a la misma Constitución. Lo ignoro, pero lo que sí es cierto es que España y el Vaticano tienen un Concordato firmado y en pleno vigor, que no es un acuerdo entre el Reino de España y una determinada religión, es entre dos Estados soberanos, así que lo primero que habría que hacer antes de aplicar ninguna medida que afectara al referido acuerdo es negociar la suspensión del tratado en vigor. En mis paseos mañaneros tocaba visita a la Macarena. Al pasar por la Catedral las colas de turistas para entrar al grandioso templo –al final de octubre y con lluvia– eran kilométricas. Supongo que en esta bendita ciudad, que siempre ha sido cartel de enganche para los viajeros del mundo y dado el auge espectacular que estamos disfrutando, algo aporta la Iglesia. Para bueno y para lo contrario, la historia de nuestro país va unida a la religión católica, como soldada a fuego. Qué decir de la labor educativa y de caridad, que sin duda está a años luz en su quehacer por los demás que cualquier ONG. Y me refiero de las buenas, que todos conocemos ONG que son una especie de negocios familiares o de amigotes. Si pusiéramos en una balanza lo que da la Iglesia y lo que recibe, seguro que dejar las cosas como están sería lo más beneficioso para el conjunto de los españoles.
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