Fútbol
Con un par
Los deportistas de élite son héroes que durante el ascenso al Olimpo se convierten en mitos. Ser un ídolo del deporte, el astro en la especialidad que sea, no te convierte en mejor persona. Los hay humildes, sencillos, estirados, tímidos, mojigatos, presumidos, orgullosos, estúpidos, encantadores, melindres, retadores, yernos o nueras ideales y cuñados insoportables o adorables. Y los que resultan odiosos, petulantes, y los que llegan al corazón del aficionado con sus éxitos y con sus palabras. En el paraíso aparece Rafa Nadal, ejemplar dentro y fuera de la pista. Sin nombrarlo, así lo describe el «Tío Toni», a un torneo de la retirada, en una entrevista en Marca: «No me hubiese gustado entrenar a alguien del que la gente no hubiera tenido buena consideración, que no fuera buena gente o que fuese un chulo. Yo he tenido la suerte de entrenar a una persona correcta, a alguien que es buena gente».
Sin tapujos, como habla Sergio Ramos de las últimas secuencias de la película «Cristiano Ronaldo, ese hombre». No le gustó al de Camas que su fabuloso compañero no celebrara el gol de Isco a Las Palmas, y lo dice; y le tacha de pelín ventajista por aludir a los que ya no están en la plantilla mientras el Real Madrid de Zidane trata de reencontrarse. Y con otro par, cuando manifiesta que recibiría a Neymar con los brazos abiertos si el PSG le pusiera en el escaparate... Esto sí que es una utopía, aunque Marcelo coma la oreja a su compatriota para acercarlo al Santiago Bernabéu. Si el jeque, el emir y todos los reyes del petróleo han invertido 700 millones de euros en «Ney» y le han puesto un piso en París, prescindirán antes de Unai Emery que del futbolista brasileño. No me cabe la menor duda. Y si lo venden, quién podría hacer frente a una operación semejante. Otro jeque, y en Valdebebas no hay petróleo. Mientras, Messi continúa sin firmar la prórroga con el Barcelona. Quedan 52 días para negociar.
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