Deseducar

Llevamos años en los que la Ley de Educación suspende o aprueba por los pelos. Eso sí, cuando es el PSOE –quieren retirar la LOMCE –, quien está al mando, la factoría de burros –intelectualmente hablando-, está en apogeo. A los políticos de izquierdas no parece interesarles que la gente tenga una mente acostumbrada a razonar y seamos mínimamente cultos. Es obvio que una ciudadanía intelectualmente empobrecida es muy fácil de manejar. Podríamos comparar la actitud de este partido con las personas inmaduras que pretenden alcanzar la luna pero no quieren la responsabilidad que conlleva. O, con el directivo mediocre que, cuando se hace cargo de una empresa o de un departamento, deroga, cambia o tira a la papelera todo lo que hizo su predecesor estuviese mal o bien, sobre todo, si estuvo genial y marcó una diferencia notable. Las diversas leyes educativas en época socialista fueron de mal en peor. ¿Recuerdan la asignatura de ciudadanía? Una forma solapada de proselitismo y estupidización. Empero, ¿qué pasa con los alumnos, los profesores, los colegios...? Un país sin una línea educativa es como una empresa sin política empresarial, sin estrategia y sin liderazgo. Obviamente, está abocada al fracaso. Para poder consolidar una empresa, se necesita una línea estructurada a seguir. Las cosas pueden mejorarse, «of course». Cosa bien distinta es andar mareando, haciendo y deshaciendo, para que, cada vez que se rehace, quede un «churro» peor. Si a esto añadimos que, indirectamente puede crearse un conflicto familiar al desconocer los padres los planes educacionales de los hijos; al final, van a tener que estudiar en paralelo para poderles ayudar a hacer los deberes en casa. Lo dicho, estos políticos carecen de la inteligencia emocional, de la madurez y de la altura de miras necesarias para elevarse por encima de ideologías y mediocridad. Quizá les vendría bien volver a la escuela, eso sí con la metodología y aquella raza de maestros que tuvieron nuestros padres o abuelos, a ver si aprenden algo de provecho.