Julián García Candau

Divorcio anunciado

El almuerzo de los jugadores del Real Madrid sin el grupo técnico es sólo un divorcio anunciado. En vísperas de la final de Copa del Rey, los jugadores se han reunido para hacer piña, para sentirse solidarios ante el reto de ganar el único título de la temporada y lo han hecho sin tapujos. No ha sido hecho a espaldas de Mourinho. Todo ha sido a las claras y ello ha servido para confirmar que entre la plantilla y el entrenador no hay calor para tomar un café juntos. La separación ha sido confirmación de indicios.

Xabi Alonso y Sergio Ramos pidieron calma y serenidad hasta después de la final. Anunciaron que hablarán después del partido. Sin embargo, hay que interpretar el almuerzo como un discurso previo. No cuentan con él.

Pareció maledicencia hablar días pasados del deseo de los futbolistas de afrontar el partido con sus propias ideas. Decir que iba a haber autogestión no fue pronóstico malintencionado. Los hechos han confirmado que jugadores y entrenador caminan distanciados. Tanto, que en los entrenamientos se ha constatado escasa comunicación. A Mourinho parece que también le importa una higa lo que suceda. Últimamente se refugió en el banquillo. No salió a montar ningún número ni a amonestar a ningún jugador. Estuvo, más que calmado, visiblemente enfadado. Siempre ha estado enfrentado al mundo y en el último mes ha acrecentado su malestar con sus pupilos. No es extraño que no quieran compartir con él postres ni café. Que es a lo que se invita sólo para quedar bien.

Posdata. En el Atlético hay comunión. Otra cosa será el resultado.