César Lumbreras
El agua
Dicen los que se consideran expertos en la materia que las guerras del futuro no serán por el petróleo o por otras materias primas, sino que las causará el agua. Ojalá no llegue a suceder, pero bueno será tener en cuenta estas advertencias y prestar mucha más atención a todo lo relacionado con este recurso, no sólo hoy, cuando se celebra el Día Mundial del Agua, sino todas las jornadas. Cada vez que abrimos el grifo en nuestras casas, en las fábricas, o giramos la llave de paso para regar en las explotaciones agrarias, deberíamos ser conscientes de que en España el agua es un bien escaso y, además, barato, pero no por eso hay que desaprovecharlo. Partiendo de la base de que el agua como tal no tiene precio en nuestro país, sino que lo que se cobra son los gastos derivados del suministro, como la extracción o el transporte, los consumidores debemos saber que estamos pagando menos de lo que cuestan estas operaciones. Dice el comisario de Medio Ambiente de la UE que, España, primero regala el agua y, después, lo exporta en forma de frutas y hortalizas. Bueno será pensar que es bastante probable que, en el futuro, el agua terminará costándonos más, para aproximarnos, por ejemplo, a Dinamarca, país donde este recurso es abundante. Mientras llega ese momento, hay que constatar que la política hidráulica ha dejado de ser un problema político de primer orden, gracias a la gestión del Gobierno actual. La próxima semana se aprobará el Plan de la Cuenca del Júcar, el último de las doce que son competencia estatal. Nos hemos puesto al día después de muchos años de retraso y de tirarnos el agua a la cabeza.
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