Iñaki Zaragüeta
El boato les importa
Quienes no creen en España, quienes la odian, quienes no respetan la Constitución ni, por tanto, sus instituciones, quienes acatan la Carta Magna por imperativo legal o por las más ocurrentes y variopintas razones, quienes se ciscan en la unidad nacional... Ellos, Esquerra Republicana de Cataluña y Unidos Podemos, son los que impiden ahora un asunto tan circunstancial como la distribución donde deben sentarse los diputados de cada uno de los partidos con representación en el Congreso.
Unos vilipendiando a la «casta», los otros desobedeciendo las leyes, y ambos peleándose por el lugar del hemiciclo en el que apoltronarse. Los separatistas con la pretensión de ubicarse en el lugar de la antigua Convergencia, hoy sin grupo parlamentario por su mala cabeza y trasladada a la andanada del Grupo Mixto. Los asambleístas, por su parte, quieren hacer valer la proporcionalidad lograda en las urnas. Entre todos, la casa sin barrer.
Tiene razón la presidenta Ana Pastor en devolverles al corral, dicho en términos taurinos, para que se pongan de acuerdo, para llegar a ese consenso al que tanto se refieren y que brilla por su ausencia en sus comportamientos. Acierta al forzar una solución proveniente de los protagonistas. Ya habrá tiempo para imponerla.
Resulta sorprendente, independientemente de la razón que puedan tener según los cánones tradicionales, la batalla librada por Unidos Podemos, cuyos miembros hablan siempre de no importarles los sillones, de criticar cualquier síntoma de poder, y ahora se baten por dos peldaños más arriba o más abajo.
Ya se sabe aquello de «vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable». Aunque sea pedir demasiado, podían tenerlo en cuenta. Así es la vida.
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