Campaña electoral
El bueno, el feo y el malo
España es un país que entierra bien pero en los aniversarios nos vestimos de domingo y nos cuelgan los encajes. Nos hemos volcado con la serenidad del ignorante en el medio siglo de la película de Sergio Leone. Hemos puesto todo el aparataje de nuestra democracia a la honra y homenaje de una película de violencia humeante de puros y tiros, de muerte sin sangre, de arena, caballos y madera mal clavada. Sad Hill es, medio siglo después, el paradigma de nuestra vida política. Aquel hemiciclo funerario donde las miradas de Clint Eastwood, Elli Wallach y Lee Van Cleef se ajustaban a cámara en un mapa de recovecos y muecas, hacia la muerte o la riqueza, es la versión sublimada de esta segunda toma electoral. Una escena agónica, lenta, descabalgada sobre una saeta western, «Il Triello», a cargo del maestro Morricone. Silencio, piano, campanas y agudos de trompeta rompiendo la quietud del votante de siempre. La épica del pistolero se escribe, con el rastro de la pendencia y su revolver, la del candidato, ayuno de cantares de gesta, solo con el poder. Hay momentos en los que una mirada torva corrige el patetismo de sonrisa y ojo chino en cartel electoral. Es el momento final, el de la gloria o la muerte política.
Hoy no son 200.000 monedas de oro, es sólo el gobierno. Nos obsequiarán con un debate a cuatro, pero el objetivo es quedarse sin compañía antes de llegar a Sad Hill. Rajoy quiere cuarteto de vísperas, el PSOE clama por recuperar el duelo del western clásico y en las redacciones se comentan las escenas del cara a cara Rajoy-Iglesias que no viviremos. En esta versión homenaje, Rivera no llega a la escena final. La presidencia del Gobierno de España es cosa de tres: Mariano, Pedro y Pablo. En casa PP hay quien ha propuesto ese triangular pero el riesgo es poco conservador y la gaseosa, el nutriente del Quimicefa de Génova. El final de la película ya lo conocen: el malo se precipita y cae sobre una tumba ya cavada, el feo siente el zarpazo de la horca antes de tocar el oro y el bueno se aleja lo suficiente para aliviar el sufrimiento de su socio con un tiro, una calada y el horizonte.
¿Y Ciudadanos? andan corrigiendo los guiones para otra película. Hoy les propongo apadrinar una tumba con la Asociación Cultural Sad Hill por la recuperación de los escenarios de la película. De los escenarios políticos ya nos ocuparemos los votantes.
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