Política

Francisco Marhuenda

El cambio de ciclo económico

El cambio de ciclo económico
El cambio de ciclo económicolarazon

Rajoy afronta el Debate sobre el Estado de la Nación en un escenario muy diferente al de años anteriores, porque las políticas reformistas y el control del gasto público han provocado un cambio de ciclo que conduce a la recuperación. La economía española puede llegar este año a un crecimiento del 1,5 por ciento y este trimestre se creará empleo neto. Es cierto que el presidente del Gobierno ha optado por la prudencia, ya que no podemos olvidar que nuestra economía depende, para lo bueno pero también para lo malo, de lo que sucede en la zona euro. La sociedad española ha estado instalada históricamente en una errónea concepción estatalista que perjudica profundamente la competitividad y el crecimiento económico. Hay una tendencia irrefrenable a esperar que sea el omnipresente Estado, en sus diferentes administraciones, el que se encargue de resolver los problemas cuando la realidad es que tienen que ser los empresarios los que creen empleo y generen riqueza. A la Administración Pública tenemos que pedirle que establezca el marco que permita ese desarrollo económico y que acabe con las numerosas barreras que existen en nuestro país. El gasto público es un grave problema que lastra nuestro crecimiento y su recorte no significa un retroceso en el Estado del Bienestar. La buena marcha de las exportaciones y el turismo muestra que nuestros empresarios tienen una extraordinaria capacidad de superar las dificultades y de ser competitivos. Han sabido aprovechar las oportunidades de estar dentro de la Unión Europea, mientras que otros países no lo han hecho. Es muy importante que el reformismo impulsado por Rajoy llegue hasta las últimas consecuencias, porque la competitividad es el futuro de España. Es cierto que la izquierda mantendrá su hostilidad partidista negándole tanto los aciertos como los consensos. No importa. La reforma del Estado tiene que continuar, porque es cierto que se ha avanzado pero queda mucho por hacer. Acabar con la hipertrofia legislativa a través de una selva inescrutable de normas debería ser una prioridad. Una vez más, no se trata de laminar las competencias autonómicas, como unos quisieran o vaciar la Administración General del Estado hasta convertirla en una caricatura, como defienden otros. El modelo constitucional permite un mejor perfeccionamiento y una clarificación competencial que beneficie a los ciudadanos. Hay que aligerar la pesada estructura de la Administración para conseguir que sea más ágil y eficaz. Es romper ese estatalismo que hemos heredado de nuestro pasado para situarnos entre los modelos más avanzados del mundo. No es una tarea fácil pero tampoco imposible y Rajoy cuenta con una firme voluntad así como con unos equipos altamente cualificados para afrontar con éxito los retos. El crecimiento económico permitirá avanzar en el control del déficit del Estado. España ha recuperado su posición como uno de los motores europeos gracias a las reformas y la difícil decisión que adoptó Rajoy de no pedir el rescate que muchos aconsejaban, dentro y fuera del Gobierno.