Alfonso Ussía
El desguace
Lamento mucho que los presupuestos hayan obligado a desguazar el portaviones «Príncipe de Asturias», en plena salud de operatividad. Nuestro buque-insignia, cuando fue aprobada su construcción –«in BOE véritas»–, se llamó «Almirante Carrero Blanco». Sustituía al «Dédalo», que ése sí era un anciano. Cuando pasó a denominarse «Príncipe de Asturias» se hallaba en la primera fase de su construcción, y también los recortes presupuestarios prolongaron en exceso el tiempo hasta su botadura. Tanto se bromeó por su tardanza en la Armada que se le llamaba en broma el «Felipe VI». Se calcula en cien millones de euros lo que costaría poner de nuevo al «Príncipe de Asturias» a punto, pero ya se sabe que si alguien tiene que pagar los platos rotos de la demagogia las Fuerzas Armadas son las elegidas por los políticos. Lo lamentarán el día que sumen los millones de euros derrochados en auténticas gilipolleces más los otros millones destinados a enriquecerse y nos encontremos con un previsible conflicto bélico –así se le llama ahora a una guerra–, con algunos de nuestros vecinos del Mediterráneo. El reciente y formidable «Rey Juan Carlos I» es perfectamnente compatible con el «Príncipe de Asturias», y uno y otro complementarios.
Todos los días nos sorprendemos con el complejo de inferioridad del Partido Popular respecto a la Izquierda que le incendia la calle. No se trata de chocolatitos del loro. Se trata de ayudas incomprensibles y ridículas que impiden que la tesorería del Estado pueda hacer frente a lo fundamental. Seguimos los contribuyentes subvencionando cine que no ve nadie. El Ministerio de Educación, Cultura y Deportes ha entregado este mes de enero más de treinta mil euros al Sindicato de Estudiantes de la extrema izquierda, liderado por el estudiante que no se matricula Tohil Delgado. ¿Creerá Wert que de esa forma se mete en el bolsillo a semejante vándalo radical? Seguimos pagando a miles de asesores designados a dedo que no asesoran nada. Se tira el dinero en Organizaciones No Gubernamentales –que sin las aportaciones gubernamentales desaparecerían–, absolutamente prescindibles. Se advierte en la ciudadanía un enfado general que enfoca directamente a los tres partidos que se lo reparten casi todo. El PP, el PSOE y la coalición IU. Se entrega dinero a las autonomías con gobiernos que impulsan la secesión de España que posteriormente carecen de control y efectividad. Es más, dinero que se utiliza cínicamente para dividir aún más a los españoles. Se financian proyectos internacionales deleznables. Se mantienen las ayudas a las fundaciones del PP, del PSOE y de IU, incapaces de sostenerse por sí solas. Se tiran centenares de millones de euros para subvencionar la golfería de los dos grandes sindicatos, UGT y CC OO, que agradecen el esfuerzo convocando continuamente huelgas y manifestaciones contra los tontos que los pringan. Y por cien millones de euros se desprende España de un portaviones fundamental para mantener la efectividad y operatividad de la defensa nacional.
Lo describe a la perfección José Luis Martín Prieto en su página de los Domingos de La Razón. Que remozar el «Príncipe de Asturias» costaría sólo más de cinco veces de lo que presumiblemente guarda Bárcenas en Suiza.
En la ría del Ferrol, se va a desguazar no sólo un gran barco necesario para nuestra defensa. Se desguaza la integridad por el despilfarro permanente de nuestros recursos. Eso, la política. Y lo que es peor. La cobardía y la demagogia barata.
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