Atlético de Madrid

BM Atlético de Madrid

El destino

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El miércoles ganó el Atleti en Stamford Bridge, que es el campo del Chelsea, y es finalista de la Champions 2014, que es algo muy importante para nosotros, los colchoneros: se lo digo así para empezar, que ya saben que lo rojiblanco es minoría en este periódico (sobre todo entre los que deciden portadas) y corriendo el riesgo de que me regañe el director y me responda Ussía. El Atleti jugó estupendamente y ganó tres a uno, con la particularidad de que todos los goles los marcaron los del Atleti, qué cosas. En del Chelsea lo metió Fernando Torres, ya saben, ese chaval que marca siempre en los partidos importantes al que muchas veces no se le echa cuenta, que para eso es del Atleti. Torres, bandera del equipo durante esos años en los que por el Calderón desfiló tanto desecho de tienta, se vio ayer en una de esas situaciones en las que uno no querría verse nunca: cumplir con su obligación profesional a riesgo de acabar con los sueños de los suyos. A los jueces, es un poner, se les permite ponerse de perfil y no juzgar a alguien cercano, pero Torres no pudo acogerse a la quinta enmienda y pedir banquillo. Hizo lo que tenía que hacer y además lo hizo bien: marcó, se llevó un sofocón y nos amargó la noche un rato, amén de dar una lección de profesionalidad. Por suerte, su gol y su buen partido no tumbaron a su equipo, que es el mío. De haber sido así quizás la historia del partido hubiera sido mucho más literaria y hubiera dado de comer a aquellos dispuestos siempre a despreciarnos pero, por una vez que puede ser la primera de muchas, el destino fue rojiblanco. Y qué contentos estamos, oiga.