José Ramón Pin Arboledas
El Gobierno peca de prudente
Todo presupuesto tiene dos partes. La primera, los gastos, que suelen ser bastantes fiables. Los técnicos ministeriales y de Hacienda tienen la suficiente experiencia para preverlos con rigor. Se elaboran de forma incremental. Se parte de los realizados en el año anterior, que se aumentan o reducen con ajustes técnicos y políticos; suelen acertar bastante. Además, se da un cierto margen de holgura de cara a acontecimientos no esperados. Así que a pesar de las críticas de la oposición sobre su falta de realismo, estos presupuestos -como los elaborados por cualquier Gobierno responsable- son razonables en sus partidas de gastos. Cuando el ministro Montoro afirma que se aumentan los gastos sociales, educación y sanidad o la dotación a las autonomías y las inversiones, dudar de ello es más un ejercicio de «dígame de que se trata que me opongo», que una reflexión seria. Máxime, cuando el Capítulo menos controlable por el Gobierno, los intereses de la deuda, se dirigen a una disminución paulatina. La prima de riesgo seguirá la senda de los 100-130 puntos y la deuda emitida en momentos de intereses altos irá siendo sustituida por otra a menos coste a lo largo del año próximo. Lo mismo pasará con las prestaciones por desempleo por la disminución de paro.
Más dudas puede haber sobre los ingresos. La recaudación tributaria está sujeta a los avatares de la economía. El IRPF, el IVA o el Impuesto de Sociedades dependen del nivel del PIB. Si éste crece, las cantidades recibidas por las Administraciones Públicas también crecen. Si hay crisis, disminuyen. Para 2016 el Gobierno ha previsto un crecimiento del 3%. Demasiado prudente. Este año creceremos cerca del 3,5% ¿por qué no más en el siguiente? Los expertos dicen que se frenará el impulso de la depreciación de euro y la bajada de los combustibles; eso dificultaría el crecimiento de la exportación. Pero en España el consumo interno, que estará fuerte, es el componente más importante del PIB. En consecuencia, los ingresos previstos en los presupuestos son demasiado prudentes. Es muy probable que se superen.
Por eso el propio ministro ha anunciado posibles bajadas de impuestos (IRPF, y quizás el IVA) en el segundo semestre del 2016 si la recuperación se consolida. Claro que esto alimentaría el crecimiento económico y volvería a impulsar la recaudación en el célebre «círculo virtuoso» de Mariano Rajoy.
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