El inefable

La cultura no pasa por un buen momento. En época de recortes, la actividad cultural se lleva la peor parte. Muchos actores catalanes deben «emigrar» a Madrid para poder desarrollar su actividad profesional. En Cataluña este año se han recortado las aportaciones de la Generalitat entre un 10% y un 15% a los grandes equipamientos culturales como el Liceo, el Macba, el Teatre Lliure o el Nacional de Cataluña. Lo peor está por venir. El todavía conseller de Cultura de la Generalitat, el inefable Ferran Mascarell está estudiando rebajar todavía más los presupuestos para 2013. Se habla de un 5%, lo que será todo un mazazo.

Pintan bastos para la cultura catalana. Todo son malas noticias aunque el trabajo de los profesionales en el sector es encomiable, por lo que podemos concluir que, a pesar de los «tajos», la cultura sigue viva, muy viva. Sin embargo, los malos vientos sólo acechan a los que hacen cultura en el país. A los que se patean todos los días escenarios o los que intentan hacer cine o teatro de calidad. Los de fuera están encantados. Las «majors», las multinacionales del cine, se han encontrado las puertas abiertas de la Generalitat. Para ellos «recortes» es una palabra inexistente.

El inefable conseller Mascarell ha encontrado el tiempo suficiente, entre manifiesto y manifiesto de apoyo al candidato Artur Mas, para colar por la puerta de atrás en el Diario Oficial de la Generalitat una ampliación de subvenciones para el doblaje al catalán de las películas de las multinacionales por un importe de 671.000 euros, además de los 950.000 ya concedidos.

El inefable conseller Mascarell no tiene dinero para la cultura autóctona, que año tras año recibe un sablazo, pero sí para la foránea. Dice el inefable conseller -otrora socialista ahora, nacionalista de cabecera- que con las subvenciones se pretende ampliar la cuota de pantalla del cine en catalán -que no catalán- y conseguir un millón y medio de espectadores. Lo que no dice es que cada espectador de películas dobladas cuesta al erario público algo más de un euro. ¡Lo que haría la cultura catalana con ese dinero! Es lo que tienen los inefables. Según la Real Academia, los inefables no se pueden clasificar, explicar o justificar.