Restringido

El precio de una sonrisa

La Razón
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La famosa franquicia de clínicas dentales Vitaldent ha saltado a las portadas de los periódicos por la detención de su máximo responsable, por un presunto fraude fiscal. Uno de los problemas que tiene España es la dificultad de la Hacienda Pública para inspeccionar el cumplimiento tributario de los españoles y, en particular, del mundo empresarial.

La economía sumergida llega a alcanzar casi el 25% del PIB, es prácticamente doble que la media europea. Con la crisis económica como telón de fondo, se ha producido un fraude de unos 50.000 millones de euros, que se refiere en su mayoría a grandes empresas y patrimonios.

Sin duda, la escasez de medios, en España hay un inspector fiscal por cada 1.958 habitantes, frente a los 740 de Alemania o los 942 de Francia, es un factor definitivo, junto a la falta de una auténtica cultura de compromiso con la sostenibilidad de los servicios públicos.

Sin embargo, hay otra cara del prisma en el contexto del caso Vitaldent que no se ha puesto de manifiesto de manera pública, tiene que ver con la regulación del servicio profesional de un buen número de cadenas de clínicas dentales.

La ausencia de una legislación adecuada que garantice la calidad asistencial permite, por ejemplo, que cualquier empresa privada o particular ajeno a la odontología pueda abrir una clínica con el único requisito de que un dentista colegiado figure como responsable sanitario del centro, sin responsabilidad en el plano económico o en el cierre de la clínica.

Los bajos precios han sido un elemento clave en la proliferación de las cadenas, la crisis económica ha hecho el resto. El colegio de dentistas de Madrid, por ejemplo, acumula un importante número de denuncias de pacientes que han recibido tratamientos inadecuados, con material de baja calidad e incluso en ocasiones no apto para la aplicación que se le ha dado. Los profesionales contratados, en algunos casos, han denunciado no contar con el tiempo necesario para la atención adecuada a un paciente, ni los medios pertinentes, pero la acumulación de odontólogos en el paro ha favorecido la relajación en la exigencia de los protocolos adecuados.

Los que resulta realmente llamativo es la poca regulación normativa del sector. No existe un criterio de homologación de los materiales protésicos utilizados, ni un control de los protocolos asistenciales utilizados.

El Colegio de Odontólogos se ha convertido en el único instrumento de defensa de muchos damnificados encargados de aglutinar, recibir y tramitar las denuncias de los usuarios. Su reivindicación es la creación de una ley que regule más allá del control de los anuncios publicitarios, que es lo que hace el ordenamiento actual. Sólo con esa tarea ya merece la consideración y el agradecimiento de la sociedad; ahora falta que los poderes públicos les escuche.

La salud dental es un aparte importante del bienestar y del estado de salud global de un individuo, no sólo porque es origen de otras numerosas afecciones, sino porque también es un elemento de discriminación social.

Uno de los programas que he defendido con más empeño en el momento que tenía responsabilidades era la universalización de la atención dental a los escolares de la región, y por extensión del país.

Es un proyecto económicamente sostenible, que beneficia no sólo al conjunto de la sociedad, sino también a los propios profesionales y clínicas dentales que se convertirían en el instrumento asistencial adecuado. Pero sobre todo, es un proyecto socialmente justo, la idea que está detrás de la propuesta es la de que no sea posible identificar el estrato social al que pertenece un niño por su sonrisa.

No se trata de una quimera, ni de un experimento, algunas comunidades autónomas, como Euskadi, lo han implantado desde el primer gobierno de la democracia con un consejero de sanidad socialista. El resultado ha sido la erradicación de las caries dentales en los menores de 14 años.

Eliminar el fraude fiscal es una cuestión de incorporar más medios humanos y equipos al servicio de inspección, regular el funcionamiento de las franquicias es la voluntad y entender la necesidad de regular un mercado que se ha desbocado y que está fallando ocasionando graves perjuicios a muchos ciudadano. Que los niños tengan una hermosa sonrisa debe ser la obligación de los legisladores y de los gobiernos.