Primarias en el PSOE
El PSOE a Eurovisión
Amorosa la dama, reunió a sus dulces hijitos: «Ahora os voy a contar el cuento de Caperucita». «No mamá, mejor cuéntanos cuando fuiste puta en Logroño». Con la misma perversidad nos dirigíamos a Juan José Rosón, ministro de Interior de Suárez, cuando nos reuníamos: «No nos hables de la Constitución; cuéntanos cómo hiciste para que Massiel ganara Eurovisión». Como director de RTVE le cayó la decisión de Serrat de cantar en catalán, probablemente convencido por Pujol, y Franco le llamó a El Pardo ordenándole ganar Eurovisión a cualquier precio. Sin desdoro de los méritos de Massiel, Rosón compró todas las televisoras, discográficas y jurados que alcanzó, evitando más merecidas algarabías antifranquistas transmitidas en directo a millones de espectadores. Eurovisión es un negociado fraudulento que hace bueno el supuesto de Napoleón de que la música es el menos molesto de los ruidos, y tanto da que un desgarramantas haya quedado el último. El antaño popularísimo «Trío calaveras» renació en Ferraz desgranando agravios y cobrándose pequeñas venganzas revenidas, siendo a las necesidades de los españoles lo que el Festival eurovisivo a la música de los pueblos. Susana, Sánchez y Patxi, especialmente los primeros, se han repartido golpes bajos y hasta personales. Entienden por elegancia y guante blanco faltar al respeto sin levantar la voz, han hurgado en las heridas de sus egos o de estrategias que tienen por traicionadas y han abochornado a mucha gente que no sabía qué Festival estaba viendo porque el macizo de sus intervenciones fue dirigido antes a enervar a la militancia que a convencer a los españoles proclives a votar socialista. Quizá así han de ser las cosas en unas primarias partidistas, pero perdieron la ocasión de ofrecer una alternativa política para el futuro o un proyecto de mejora para lo que hay. Susana ha reaccionado al menos presentando ayer propuestas concretas, pero lo ha hecho en un chiscón ante partidarios enlatados. Dicen que este debate lo ha ganado el PP y no hay tal porque Susana ha mostrado falta de hechuras y el obsceno cortejo de Sánchez a un empequeñecido Patxi acrecienta las sombras de quien tiene en la cabeza un Frente Popular a la portuguesa. El trío hubiera quedado mejor en Eurovisión, con más gallos pero menos cacofonía personalista. Que no nos recuenten Caperucita y sí las puñaladas y bellaquerías repartidas en el PSOE los últimos tres años mientras el país zozobraba.
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