Restringido
El retortijón de Sánchez
La estocada que la número dos en la lista por Madrid del PSOE, Meritxell Batet, ha propinado a Pedro Sánchez publicando un pronóstico para el 20-D que no mejora la derrota socialista de las elecciones de 2011, muestra el panorama de descontrol que vive el «pedrismo». Además, su máxima rival interna, Susana Díaz, aprovechó la presencia de su secretario general el sábado en Andalucía para exhibir «músculo» abarrotando un mitin en una barriada de Sevilla. Sánchez sabe bien que más del 30% de los diputados de la bancada socialista del nuevo Congreso va a estar en manos de la lideresa andaluza. Así que no desconoce lo que le espera.
«Cada encuesta es una pesada losa sobre Pedro», me confiesa un importante mandatario socialista. La que publica hoy LA RAZÓN, aunque confirma como segundo en el «Campañómetro» al PSOE, es otro dolor de estómago. Porque confirma que ni en sus valores más optimistas revalidaría el resultado que tuvo el partido en las pasadas elecciones generales, que fue considerado como el peor de la historia. Máxime cuando el PP ganaría las elecciones bordeando la cifra de 130 escaños, considerada «mágica» para formar Gobierno. Al menos, algo aliviará la pesadumbre de Sánchez ver a Podemos lejos todavía de arrebatarle la hegemonía en la izquierda. Según el sondeo de NCReport, al final, todo va a quedar en manos de Albert Rivera, afianzado como tercero en discordia, con los suficientes diputados para inclinar la balanza del poder a un lado u otro.
No parece haber duda que para Pedro Sánchez desde el duelo de Atresmedia del lunes pasado todo ha sido un retortijón. Igual que sus compañeros de debate tuvieron que esperarle varios minutos frente las cámaras (retraso oficialmente salvado alegando problemas con el micrófono), sin que ya a partir de ese momento lograse encontrar su sitio, el socialismo sigue esperando una voz que pueda seducirlo. Pero esta primera semana de campaña ha sido un calvario para su candidato. Y tampoco la que empezamos se presenta mejor.
Horas antes de que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se batan frente a las cámaras de la Academia de la Televisión, siguen las cábalas sobre quién salió más perjudicado del debate a cuatro. El propio líder del PP, tan comedido siempre, calificó de «equivocación» la presencia de su adversario en el plató de Atresmedia. «No es que se rebajara, pero el líder de la oposición debe debatir con el presidente del Gobierno», apuntó. Rajoy ponía así en solfa lo que el PP considera la decisión de Sánchez de «suicidarse» en la campaña.
Similar valoración, por cierto, apunta Alfredo Pérez Rubalcaba: «No yendo (Rajoy al duelo dialéctico a cuatro), plantea un debate entre segundos. Y para confirmarlo manda incluso a Soraya. (...) Ha creado la imagen de tres tipos pegándose, trasladando la sensación de que ya ha ganado», afirma quien fuera candidato socialista en 2011 en una entrevista donde evidencia los palmarios fallos de criterio de su sucesor durante la presente carrera electoral.
En Ferraz 70 no saben qué intentar ya. El partido, desmotivado, les hace trizas. Cesar Luena, el «gurú» electoral del PSOE, recibe críticas por toda España. Cuando se citan en las sedes, las bases militantes confiesan estar más ilusionadas con el discurso de Pablo Iglesias que con el de su líder. Ni siquiera la irrupción en los actos de históricos como Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero o el propio Rubalcaba ha conseguido levantar el interés y animar a la gente. De aquí al domingo, la cuesta arriba parece muy inclinada para que Sánchez pueda remontar.
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