Primarias en el PSOE
El socialismo mira a San Telmo
Un PSOE desorientado trata de digerir la autopsia del CIS al mandato de Pedro Sánchez. Vamos, la peor pesadilla. De haberse celebrado las terceras elecciones, el socialismo habría caído hasta el 17% (seis puntos menos desde el 26-J), siendo «sorpassado» ampliamente por Unidos Podemos. Así las cosas, las principales miradas socialistas se han vuelto otra vez hacia Susana Díaz pidiendo el maná que les ayude a levantar la cabeza. Mientras, desde el Palacio de San Telmo la presidenta andaluza se deja querer y da muestras de preparar el salto a Madrid. De hecho, aprovecha sus actos públicos para recordar que está ahí. Ella también cuenta con mantener a su alrededor la alianza de barones que frenó la deriva de Sánchez. Precisamente, uno de esos barones, respecto a las consecuencias de la esperpéntica batalla interna librada, ofrece estos días garantías de que a Susana, «pese a estar tocada, la guerra no le ha afectado a los órganos vitales».
Y ciertamente con Díaz permanecen las principales federaciones, desde Andalucía a Extremadura, pasando por Valencia o Castilla-La Mancha, además de la denominada «vieja guardia», incluido Alfredo Pérez Rubalcaba. El «susanismo» da por descontado que ese bloque va a seguir sin fisuras a su lado y que «se irá ampliando». La seguridad con la que se manifiestan los partidarios de la presidenta de Andalucía tiene también mucho que ver con las señales de desubicación que llegan de los hasta ahora vehementes seguidores de Sánchez. El viraje de su discurso hacia Podemos –del que culpan algunos de sus fieles a Juanma Serrano, su ex jefe de gabinete, y a Maritcha Ruiz, ex directora de comunicación del PSOE– o el retraso de su anunciada gira por las sedes socialistas de toda España causan estragos en sus huestes. Su último raro viaje a Estados Unidos para apoyar a la candidata derrotada Hillary Clinton ha llenado de chascarrillos y «memes» el PSOE.
El «pedrismo» todavía hace ruido, pero pierde fuelle a medida que se afianza la Gestora. Eso se asegura al menos desde Ferraz. Cada día que pasa «es más cómodo hacerse un Hernando», reconoce un partidario madrileño del ex secretario general. A este respecto, al otro lado de Despeñaperros no ha pasado desapercibido el tropezón de Sara Hernández, secretaria general del PSM: este fin de semana se mostró favorable a celebrar con premura el XXXIX Congreso Federal para «recuperar la normalidad orgánica», pero al no haber unanimidad de criterio fue obligada a recular en su intención de someter esa demanda a votación en el Comité Regional, dejándola simplemente en una opinión para «enriquecer el debate». La entrada de Patxi López, casi de rondón, en la carrera, bajo la sospecha de que la suya es una opción de tanteo, alienta más el desmoronamiento de cualquier alternativa a Susana Díaz.
Al fin y al cabo, el ex lendakari estuvo con Sánchez casi hasta el final, aunque acató la disciplina de voto y cumplió con la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. Puede no haber una relación de causa-efecto, pero su repliegue quizá represente la antesala de otras sonoras «recolocaciones» en el bando del ex secretario general, como el de la propia federación del País Vasco con Idoia Mendía al frente. Y, tras ella, como un castillo de naipes, caerían otras organizaciones ahora alineadas con el «pedrismo». Así lo interpretan en los mentideros socialistas andaluces. Mientras, a Susana Díaz le basta con seguir su camino como «referente» del socialismo, ubicándose abiertamente como heredera del mejor PSOE («el PSOE es mucho PSOE», le gusta repetir a la andaluza), aquél capaz de unificarse bajo un liderazgo nítido, claro y fuerte y sobre un proyecto hegemónico de la izquierda. El calculado plan de Díaz y los suyos busca un fin: ser identificada con la vuelta al mejor Felipe González, aquel capaz de arrastrar a su lado a las bases y convencer a unos ex cargos públicos que añoran las victorias electorales.
Claro, queda aún mucha tela por cortar. Seguramente tanta como meses en el calendario hasta que llegue el verano. La Gestora tiene sobre la mesa establecer la relación con el PSC y la celebración de un Comité Federal en diciembre para aprobar el calendario precongresual que marque los pasos antes del cónclave federal. Por medio, definir con claridad el reglamento de las primarias y cerrar el censo para elegir el secretario general. Un polémico asunto, ahora mismo bajo extrema vigilancia de la cúpula provisional del PSOE, para evitar «infiltrados» que desearían influir en las decisiones del partido sin compartir los valores del mismo. Sin duda van a proseguir las escaramuzas y los sustos a lo largo de los próximos meses de interregno. Sin embargo, lo que cuentan hoy desde posiciones «oficialistas» del PSOE es que las opciones de Sánchez pierden fuelle según pasan los días.
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