Política

Toni Bolaño

Emergencia en el PSOE: el PSC se hunde

Emergencia en el PSOE: el PSC se hunde
Emergencia en el PSOE: el PSC se hundelarazon

Hace pocos días, el que fuera presidente de la Generalitat, José Montilla, fue invitado por la agrupación de Puente Genil, que cumplía cien años. Montilla, que vivió con su familia en la población antes de emigrar a Cataluña, compartió un par de días con los que fueron sus convecinos. El gran debate de esos días era si Susana Díaz debía presentarse o no a la Secretaría General del PSOE. Opiniones, para todos los gustos. Sin embargo, una reflexión superaba a todas las demás. «Si en Andalucía el PSOE aguanta pero el PSC se hunde en Cataluña, se hará muy difícil gobernar España», comentó un dirigente socialista a su compañero Montilla. Estas palabras se han manifestado como una premonición. El PSC está hundido. Las elecciones europeas lo dejaron en apenas 350.000 votos cuando había llegado a conseguir en unas generales 1.600.000. La división interna y las tensiones soberanistas lo tenían abierto en canal. Algunos situaciones, además, habían sido mal gestionadas por la dirección del PSC porque Navarro «cada vez se encerraba más en sí mismo y sólo se fiaba de unos pocos». A pesar de los esfuerzos del primer secretario por evitar la sangría, los esfuerzos se antojaban inútiles. Al final, Navarro ha dado su brazo a torcer. Se lo han doblado no los críticos, como cabía pensar, sino los secretarios generales en los que descansaba su mayoría. Después del desastre electoral, Navarro reunió a los secretarios generales de su confianza. Quería hablar con ellos a calzón quitado y buscar una salida a la desastrosa situación política del socialismo catalán. La reunión no satisfizo las expectativas de Navarro. Los secretarios generales, incluidos los de las poderosas federaciones de Barcelona y Baix Llobregat, pusieron tres exigencias sobre la mesa. La primera, un cambio en profundidad en la ejecutiva. La segunda, un cambio de liderazgo en el grupo parlamentario, que significaba el cese del actual portavoz, Maurici Lucena. Y la tercera, que anunciara unas elecciones primarias para elegir candidato a la Generalitat en las que Pere Navarro renunciaba a presentarse. En la reunión, según apuntan fuentes conocedoras de la misma, el todavía primer secretario les dijo: «Me pedís demasiado para una situación tan complicada».

Sin embargo, los secretarios generales que apuntalaban a Navarro insistieron y no percibieron que el primer secretario empezaba a estar dispuesto a tirar la toalla porque «le estaban pidiendo demasiado». La presión del sector crítico, de los soberanistas del socialismo catalán, había blindado a Navarro al frente del PSC. En este momento, ni esta presión le salvaba. Por eso, Navarro ha anunciado su dimisión y ha empujado al abismo a un PSC diezmado, herido y sin rumbo. «Se ha quedado solo y sólo le quedaba inmolarse». Sin embargo, el paso de Navarro ha cogido en falso a los dirigentes del PSC que solamente han atinado a convocar un Consell Nacional para fijar la fecha de un congreso, «pero no se sabe si se nombrará una gestora, cuándo se hará el congreso o si se planteará un cónclave con la votación directa de los militantes para elegir al primer secretario», constata un dirigente que rubrica la desmoralización en la que vive el PSC. «Lo del PSC es una catástrofe lo que agrava la situación de un PSOE que está en estado de emergencia. Y encima algunos quieren jugar a ser grandes organizadores de derrotas». La preocupación ha aumentado enteros desde que Susana Díaz renunció a la Secretaría General. Ahora el PSC estalla hecho añicos, sumándose a la debilidad del socialismo vasco y navarro, hundido en las elecciones, y a la crisis provocada por Óscar López, todavía secretario de organización, en la federación de Castilla y León. «Por si fuera poco, el paso atrás de Díaz ha dejado colgados de la brocha a los secretarios generales».

El problema para el socialismo no es quién lo dirigirá sino cómo volverá a conectar con unos ciudadanos que le han dado la espalda. Rubalcaba se ha empecinado en mover las piezas, junto a su dócil candidato Eduardo Madina, como si nada ocurriera. Su idea es cerrar el congreso, manteniéndose en el poder, y retrasar las primarias. Ayer, un diario caracterizado como «Comando Rubalcaba» ya apuntaba la idea de «reacomodo del calendario de primarias». O sea, el PSOE ha decidido aplazar su apertura a la sociedad.