Agustín de Grado
En su propia hoguera
Apenas un mes atrás. Rubalcaba pide la dimisión de Rajoy con una puesta en escena que recuerda la noche del «los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta». El escándalo de Bárcenas le ha estallado al PP en forma de fotocopias y el socialista intuye su momento. Rajoy ha generado «una crisis de moral pública», acusa Rubalcaba. El socialismo Torquemada se abrasa hoy en su propia hoguera. Porque el aprieto del PSOE no es organizativo ni sus consecuencias Ponferrada, como quiere hacernos creer con unos retoques internos que, aparte de arrinconar a Óscar López como un machista despreciable, en nada les impide votar después con Bildu para arrebatar una alcaldía al constitucionalismo navarro o ejercer como «socio preferente» de los proetarras en Guipúzcoa.
Tan severos en Ponferrada, tan comprensivos en San Sebastián... Cuesta creer que nadie en el viejo Partido Socialista reconozca aquí síntoma alguno de crisis moral. Claro que hay que remontarse a Luis Roldán robando a los huérfanos de la Guardia Civil para encontrar un escándalo de corrupción tan inmoral como el que salpica al presidente del PSOE, José Antonio Griñán: sindicalistas, comisionistas, empresas y amigos del partido lucrándose de mil millones de euros públicos que debían destinarse para ayudar a los desempleados en el reino del paro que es esa Andalucía eternamente gobernada por el socialismo.
Cónclave ayer en Ferraz y nadie con fibra moral para reclamar a los propios el nivel de exigencia con el que se zahiere al adversario. La política de patas cortas tiene consecuencias. Desnuda al oportunista, agota el crédito democrático y, unas veces por unos, otras por otros, la ciudadanía huye de todos cansada del «y tú más».
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