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Escenario inédito

La Razón
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Estoy seguro de que el brutal puñetazo y los insultos de Sánchez habrán sido asumidos mejor por Rajoy que el golpe de las urnas. Las cosas no han funcionado según las expectativas del PP. Sí, ha ganado las elecciones. Nadie tenía dudas de que iba a ser la fuerza más votada. Pero esos 122 diputados obtenidos se antojan insuficientes para que Rajoy pueda continuar en La Moncloa. Se acuesta siendo consciente de que puede ser el primer presidente del Gobierno electo que no consiga gobernar otra legislatura.

Desde 1977, el presidente siempre ha salido de entre los diputados del partido más votado en las elecciones. Sin embargo, muchas cosas han cambiado en la política. Así, tras los resultados obtenidos por Podemos y PSOE, la hipótesis de un bloque de izquierdas para formar Gobierno es a estas horas una opción que no puede descartarse. Ello no es óbice, por supuesto, para que se vayan a escuchar estos días razones de peso contra «pactos de perdedores» forjados para liquidar al PP, y de la necesidad de respetar la lista más votada. Con todo, ver la cara de circunstancias en Génova 13 demuestra la amarga victoria que viven. Los votos de Ciudadanos no han servido casi para que junto al PP alcancen más diputados que la suma de PSOE y Podemos. Otra vez ha quedado demostrado que el centro derecha español, cuando se fragmenta, como ha ocurrido lamentablemente a lo largo de la pasada legislatura, desactiva a su gente y se cierra el camino que lleva a La Moncloa.

De poco ha servido que haya habido casi unanimidad a la hora de enjuiciar la buena campaña del PP. Al final, como habían venido mostrando tozudamente los procesos electorales desde las elecciones europeas, una parte de los españoles le ha pasado la factura a Rajoy, a quien han responsabilizado personalmente de la lejanía de los populares en los momentos más duros de la crisis. Y ni siquiera la percepción de haber dado la vuelta a la esquina de la recuperación económica ha sido suficiente incentivo para propulsarlo. Todo ello sin olvidar la gran rémora para el PP que ha sido la corrupción, que lo ha maniatado por no afrontar una regeneración que no se podía demorar.

En sentido inverso, la izquierda está en un proceso de refundación. Y esta carrera electoral ha sido asumida por los seguidores de sus distintas fuerzas como unas primarias. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez han librado una batalla para ver quién es el que está en mejores condiciones de quedarse con las llaves de la casa común de la izquierda. Y Sanchez ha salido de momento vencedor. Lógicamente, el resultado obtenido por Podemos y PSOE no cierra su competencia. Pero sí les va a obligar a colaborar si quieren sellar un pacto que lleve a uno de ellos (o a los dos) a fotografiarse en las escaleras de La Moncloa.