Esperando a Rubens

Por lo que veo, se empeñan un año más en hacernos más pronunciada aún la cuesta de enero con la publicación de estudios realizados por universidades sobre la grasa abdominal acumulada por el ciudadano de a pie después de las fechas navideñas. Dicho por cualquier otro sería una grosería, pero viniendo de una universidad, impone un poco más. Tomémoslo como una tradición más, equiparable a la de ponernos morados de turrón y roscón de Reyes. No sé ustedes, pero yo tengo la impresión de que nos pasamos todo el bendito año haciendo dieta, de poco recorrido, la verdad sea dicha. Debe ser nuestro carácter. Con las dietas nos sucede lo mismo que con las colecciones por fascículos: nos mostramos entusiasmados durante las dos o tres primeras entregas pero nunca llegamos al final. La proliferación de dietas, a cual más extravagante, es una máxima durante los primeros días del año nuevo. Lo último que nos cuentan, echando por tierra la esperanza de muchos, que ven en el gimnasio el remedio para sus kilos de más, es que el ejercicio físico no elimina la grasa corporal si no vigilamos bien nuestra alimentación. Y nos lo dicen así, de entrada, minando nuestra ya de por sí quebradiza moral.

Nos queda la esperanza de que un día de éstos salga el gurú de turno que recupere la imagen inmortalizada por el barroco Rubens, o pecando de excesivos, por el propio Botero.

De momento, ni está ni se le espera. Mientras tanto nos conformaremos con comer de manera equilibrada, quizá dejando a un lado las dietas de moda y siguiendo el sentido común, que a la larga, es lo que mejor funciona.